miércoles, 7 de abril de 2010

RESCATANDO A MIKE!!

ALICE PVO
Casi en el mismo momento que Edward salía en busca de Bella me llegó una visión escalofriante de Mike Newton besando a Bella mientras que mi hermano, enfadado y celoso, se abalanzaba sobre él para destriparle.
No me caía bien el tipo ya que, a las chicas del instituto, nos miraba siempre con ojos libidinosos y usaba cualquier pretexto en su clase para coquetear con nosotras, pero aùn asì, no querìa que muriera.
Y entonces tuve una idea.
Ella era la única que podría ayudarme a detener a mi hermano y de paso darle una lección a Newton.
Sonreì maquiavélicamente al empezar a marcar el número telefónico que me sabìa de memoria, al comprar ahì para nuestro disfraz.
La vocecilla amable del otro lado me dio la bienvenida.
-Tienda deportiva Newton`s en que puedo ayudarle?


EDWARD PVO
Estaba en camino, de regreso a ver al amor de mi existencia, tan hastiado de beber que me sentía como si fuera a estallar así que dejé en casa a mi familia para ir a recoger a Bella puesto que ya no podía esperar màs.
El suave ronroneo del motor del auto tranquilizaba un poco mi ansiedad pero la velocidad que alcanzaba mi volvo, que nunca me había molestado, ahora me parecía insuficiente, sin que bastara tener el pedal hasta el fondo, para llegar a su casa tan velozmente como deseaba.
Faltaba cerca de un kilómetro para divisarla cuando me percate de un molesto pensamiento.
“Si me pongo bronceado de seguro seré irresistible para ella…quien no sucumbiría a los encantos de éste bombón?”-Alardeaba en su mente el irritante Mike Newton.¿Qué demonios hacia él allí?-me pregunté forzando el motor.
Al verlo en la puerta principal, al lado de Bella, sentí renacer el monstruo dentro de mi pecho y no me importo salir a velocidad poco humana del coche para estar a un paso de ellos.
Pero ni siquiera moviéndome lo mas rápido que me era posible podría haber detenido a este sujeto que en menos de un segundo aprovecho la distracción de mi novia para plantarle un beso.
Tuvè que echar mano de toda mi reserva de sensatez, para no destrozarle el cráneo de un manazo, solo por su atrevimiento.
-Newton!! Apártate de mi mujer en este instante, antes de que sea lo último que hagas en tu patética vida!!-rugí furioso.
Bella me miraba atónita, el reflejo en sus pupilas me decía que mi semblante era temible.
Quise recomponerlo un poco, pero estaba tan furioso que no podía controlarme y agradecí una vez más la sabia intervención de Alice, que me hacía recobrar la sensatez.
“Espero que no llegue tarde!!…uff uff Edward si puedes oírme no destroces a Mike, llevo a alguien que lo hará por ti!”-Qué fue lo que dijiste Cullen?.. Tú mujer? Vamos chico, ni en tus sueños!!-me desafiaba el descarado.
La segunda voz mental me hizo casi estallar en risas.
“Ay mi pobrecito Mikey, si bien que le he dicho que no debe andar comiendo porquerìas en la calle, si sabe bien que su estòmago es demasiado delicado, por eso le suceden estos accidentes!!”La angustiada mujer bajaba del auto de Alice rápidamente para llegar hasta donde su retoño.
-Mike, Mikey!!! ¿estas bien corazón?
El rostro de Newton era todo un poema.´
-Mamà? ¿qque haces aquí?.-decia evidentemente nervioso.
-Ay bebè, ¿còmo preguntas eso? Estoy aquí para cumplir con mi deber de madre, anda vamos al auto para que te cambies..sabes de sobra que la comida en la calle, te llena de gases y por eso tienes esos accidentes!!
Lo dicho. Alice sabia quien podría despedazar a Mike Newton mejor que yo.
Le entregò un paquete de ropa pasando por su lado y subiendo al coche en el que había llegado su hijo.
-Mike!! ¿Qué esperas? No quiero que manches la tapicerìa como la vez anterior, en marcha!!
Bella, Alice y yo, estábamos conteniendo con todas nuestras fuerzas las ganas de carcajearnos.
Sentì pena por el pobre de Mike.
De los màs humillado y a punto de explotar por el sonrojo subió a su auto saliendo como vòlido en èl.
Ni siquiera habían desaparecido por la curva de la carretera cuando los tres estallamos en risas.
Escuchar a Bella era como una sinfonía que alegraba mi alma.
De inmediato la tomè entre mis brazos, como si fuera una necesidad vital.
El instinto animal que me poseè, me exigìa hacerla mìa, borrar todo rastro del desagradable olor de Newton y de cualquiera que se atreviera a tocarla, ella era mìa.
Con ansias voraces tomè su boca entre la mìa.
Y como si ella tuviera la misma necesidad que yo, enredo sus manos en mi cuello para acercarme màs a ella.
Ni el pensamiento de mi hermana hicieron perder mi concentración en Bella.
“Bueno, los dejare a solas..eso si Edward, los quiero presentables en la cena y a tiempo!!”Murmuraba alejándose.
No tenía caso responderle, asì que me dedique a entrar a la casa aùn prendido de Bella.
Cerrè la puerta de un golpe con el pie, y sòlo me separè de mi àngel para permitirle respirar, antes de subirla cargando por las escaleras hacia su habitación.
Querìa esperar hasta habernos casado para volver a hacerle el amor a mi amada.
Por eso siempre encontraba patèticas excusas para no responder a mis instintos básicos.
Pero en este momento era màs que una necesidad hacerla mìa, y me deleitaba comprobar que ella sentía lo mismo.
Nuestras lenguas danzaban en un ritmo misterioso, en el exacto compas que nuestras almas necesitaban.
Sus caricias me regalaban la gloria del paraíso, mi paraíso.
Su aliento suave y càlido entremezclado con el mìo, socavaban mi ya perdido autocontrol.
Estaba a merced de esta humana.
Por fortuna la puerta de su habitación se hallaba abierta, asì que con la mayor suavidad la deposite en su frágil y pequeña cama.
Esta vez no me detendría a pensar que explicación le daríamos a Charlie Swan por haberla roto.
Delicadamente me coloque sobre ella teniendo demasiado cuidado de no lastimarla, pero sin perder por un segundo el contacto con sus ojos de chocolate, era adicto a ellos.
Podìa ver todo el amor de ella hacia mi solo con perderme en esas orbes.
Bella delineaba mi rostro con dulzura y me sonreía feliz, estaba extasiado .
Volvì a besar sus labios, mientras que ambos nos desvestíamos con caricias y gemidos ahogados.
Sentir de bajo mìo a mi amada, tan càlida y suave, tan frágil y deseable, me hacía perder el control.
“Debes ser cuidadoso…debes serlo!!” –me recordaba constantemente.
Mientras que entraba en ella lenta y tortuosamente, me deleitaba admirando su rostro, Su boca entreabierta y sus ojos mirándome fijos haciendo que pudiera ver el alma pura de Bella, era lo que yo podía llamar la Gloria!!..
Con cada embestida soltaba un gemido que gustozo callaba con mis labios en su boca.
Su respiración entrecortada y su acelerado corazón eran la melodía que podía convertirse en mi sinfonía eterna.
Sus uñas enterràndose en mi espalda, no me hacían daño alguno, pero me dejaban ver que la pasión se acumulaba en mi mujer…mi mujer, Bella era mìa como yo era suyo.
El ritmo fue aumentando conforme mi amada pedìa…su voz ronca por el deseo, era demasiado excitante.
Cuando sentí a Bella estremecerse y sus húmedas paredes se apretaban en mi, supe que era mi perdición, una última estocada màs y ambos llegamos al climax deseado….
-Bueno, por suerte.. la cama resistió…jaja-Decìa Bella sonriendo exahusta.
Mi tierna humana, mi dulce Bella…

BELLA PVO

Me complacía ver que Edward esta vez, estaba tan excitado como yo.
Sus besos eran tan vitales para mì, como el mismo aire.
Su varonil cuerpo sobre el mìo, era alucinante.
No podía creer aùn que èl me eligiera, que me amara y que se quedara por siempre conmigo.
Con mis manos dibuje y acaricie su rostro marmóreo ; ni el màs grande artista hubiera sido capaz de crear tanta perfección.
Edward cada vez que me besaba me llevaba al cielo.
Su lengua y la mìa bailaban regalando caricias entre ellas.
La pasión crecía entre ambos, haciendo que las ropas que nos cubrían estorbaran.
Y como si nuestras manos tuvieran vida propia, quedamos desnudos.
Nunca podría acostumbrarme a la belleza de mi novio.
Y como si hubieran prendido una mecha en mì, de pronto me sentía arder.
El era la única cura de ese mal, su gèlidez me aliviaba, lo necesitaba con urgencia.
Cuando lo sentí adentrarse en mi interior, me sentí dichosa, querìa màs, màs y màs…
Que no parara nunca.
Como si no fuera la suficiente cercanìa entre ambos, mis manos sujetaròn su espalda con fiereza, mientras que mis uñas se clavaban en ella.
Por un momento temì hacerle daño a mi vampiro, pero al mirarlo disfrutar tanto como yo aleje ese pensamiento.
Sòlo querìa sentirlo, dejarlo que supiera que yo era suya, en cuerpo y alma.
Cuando el orgasmo estaba cerca, èl empezó a balancearse màs y màs rápido, llevándonos a ambos a nuestro paraíso personal.
Mis piernas rodeando sus caderas, mi humedad cubriéndolo por completo.
Sentir que llegábamos juntos fue mágico.
Mi pobre corazón latìa desbocado, haciendo que sintiera que podría salirse por mi garganta.
Sabìa que mi rostro parecerìa un semáforo de lo rojo, por tanto ejercicio placentero, asì que para liberar un poco de tensión hice la observación de que mi vieja cama había resistido dejando en claro una nueva invitación a usarla.
-Bueno, por suerte..la cama, resistió…jaja-Tratè de sonar un poco pìcara, a lo que èl me regalo una de sus sonrisas torcidas que me derriten y me daba un tierno beso en la frente mientras me decía las únicas palabras que querìa escuchar…
-Te amo…

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