miércoles, 26 de mayo de 2010

Historias de Forks

Oscura Venganza
de
Carla Cullen
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Problemas de Familia
Capítulo 3





Recordar cómo había congeniado inmediatamente con mis hermanas siempre me hace sonreír.
Con Alexa sentí una conexión casi automática, era de la clase de personas que te atraen por su permanente buen humor y su inteligencia, enseguida nos dimos cuenta de que entre nosotras existía química. Estar con Coka, al principio, me hacía sentir un poco incomoda, su bello porte y altiva seguridad hacía que la autoestima de cualquiera estuviera por los suelos, pero al conocerla mejor casi nadie se resistía a quererla.
Me fascinaba escuchar sus historias, imaginando todo lo que habían vivido.
Coka era un tanto impulsiva cuando se trataba de sus conquistas, le encantaba sentirse admirada y deseada por los hombres, motivo por el que muchas veces nos ha puesto en verdadero riesgo. Ella siempre se excusaba diciendo que el sexo era para ella tan vital como el alimento y se burlaba un poco de mi nula experiencia en ese campo.
Estaba tan harta de sus burlas e insinuaciones que me propuse cambiar eso y desde entonces no he dejado de maldecir el dia en que tuve tan funesta idea. El día que decidí adquirir una experiencia que, de no ser por la presión que sus bromas ejercían sobre mí, nunca había sentido la necesidad de tener.
Conocì a un bellisìmo joven cuya sangre me llamaba màs la atención que cualquier otra que hubiese olido antes, era irresistible para mì.
Dada mi condición de vampiro y lo atractivos que los de mi especie somos para nuestras presas naturales la atracción fue mutua, demasiado fuerte. Lo deseaba tan intensamente que no pensaba con claridad, ni siquiera me moleste en pedir su nombre ni en presentarme yo.
Su boca carnosa y càlida me transtornaba, sus manos impacientes y tan inexpertas como las mìas, exploraban lugares que jamàs nadie había tocado.
Su respiración entrecortada y su latido desenfrenado hacia que surgiera de mi interior el monstruo que era en realidad.
Todo fue tan repentino y fugaz que no me di cuenta. De lo último que me percate fue que su cuerpo yacìa inerte en mis brazos, vacio del liquido que le daba vida, que lo hacia ser un ser vivo y no el trozo de carne muerta en que se había convertido por mi culpa. Lo había matado, y había hecho de mi aquello que mas odiaba, una sucia asesina que ponía fin a una vida humana, con todos sus recuerdos, sus sueños, sus deseos. Alguien que eliminaba de golpe todo lo que ese muchacho había sido, todo lo que hubiera podido ser. Me daba asco a mí misma.
Salì huyendo desesperada en busca de mis hermanas. Cuando vieron en el deplorable estado en que me encontraba, y me miraron a los ojos no hubo necesidad de aclarar nada.
El repentino estruendo procedente de la habitación de mi hija me trajo de regreso al presente.
Desde hacía varias semanas había notado cambios en el comportamiento de mi pequeña Kokoro, pero los achacaba a que estaba pasando por su etapa de adolescente ya que su humor variaba tanto como el tiempo, no sabías en que momento se podría disparar su mal genio por cualquier tonterìa. Podìa ser algo aterrador verla enojada.
Pero más que nada temía que las leyendas que había investigado sobre sus raíces fueran ciertas ya que los metamorfos eran desde siempre nuestros enemigos naturales.
Aun asi yo estaba segura de que la podría proteger de cualquier cosa, costara lo que costara.
Daría mi vida por ella lo mismo que por mis hermanas.
Subí de inmediato las escaleras y al entrar en su cuarto la ventana estaba abierta de par en par. La temperatura en el exterior esa noche era demasiado fria como para dejarla asì.
El terror se apodero de mí cuando, tras buscar a mi hija con la mirada por todo el cuarto, comprobé que no estaba allí.
Estaba frenética cuando salí por la misma ventana que ella había usado para escapar de casa siguiendo su rastro. Mis hermanas se unieron a mi casi de inmediato aun sin saber que era lo que me había puesto en ese estado.
-Carla, ¿qué diablos te pasa? ¿dónde está Kokoro?-me preguntaba Alexa preocupada.
Esas eran las mismas preguntas que yo me hacía a mi misma pero cuyas respuestas ignoraba, sólo quería asegurarme que mi hija estaba bien.
La mano de Coka, me impidió seguir corriendo por el bosque.
-Tienes que dejarla ir…ella necesita estar sola, tomar la decisión de …-ni siquiera deje que terminara la frase.
-Si no me sueltas te arranco el brazo Coka!! Tengo que ir a buscar a mi hija!!-Amenacé furiosa.
Ambas vampiresas me miraron serias soltando el agarre.
-Como quieras, pero dime ..¿qué respuestas tienes para todas sus dudas, cómo le explicaras la muerte de sus verdaderos padres a manos de uno de nosotros? Lo has pensado bien al menos?...Vamos corre a alcanzarla o espera que ella misma vuelva a casa, con su familia..-La verdad en boca de Coka era como un balde de agua helada.
Caí de rodillas, sollozando lágrimas invisibles que desgarraban mi seco corazón…
Sòlo pudè resistir tres días de calvario y agonía…La incertidumbre de no saber el paradero de mi hija, ni saber como estaba me hacían presa de la peor de las torturas.
Desde el momento de su partida registre su habitación, buscando alguna pista sobre lo que había detonado tan repentino actuar, las respuestas las encontrè en su diario.
En ese pequeño cuaderno, mi pequeña plasmaba sus sentimientos sueños e ideas, creìa conocerla, cuan equivocada estaba.
Kokoro sufrìa desde hace semanas las claras etapas de su transformación a licàntropa, según lo que había investigado, sin duda era una de ellos.
Sin importarme ni las opiniones de mis hermanas o el tener algún conflicto con alguno de su especie en el camino, salì en su búsqueda.
Sabia que Alexa y Coka me apoyarìan, estuvimos rastreándola por varios estados del país. Gracias al talento superior de Alexa fue posible encontrarla.
Mi pobre hija, estaba en unas condiciones que le habrìan partido el corazón a cualquiera, sucia y andrajosa, maloliente y con el cabello enmarañado, aunque confiaba en que no estaba herida, por su aspecto sabia que estaba hambrienta.
Querìa acercarme a ella de inmediato y abrazarla, pero su mirada retadora y llena de un nuevo sentimiento me dejó congelada en mi lugar.
Sus hermosos ojos de èbano siempre tan llenos de ternura ahora eran frìos y desconfiados.
Coka, como siempre fue la que tuvo la iniciativa en la situación, se acerco lenta pero segura hasta ella.
Kokoro estaba furiosa. Cuando llego el momento de contestar a las preguntas que por tanto tiempo llevaba sacando la vuelta, mi pequeña me acusò de ser desde la asesina de sus padres hasta el ser màs egoísta y desalmado sobre la Tierra, y la verdad lo era.
Dolìa como el demonio cada una de sus palabras, pero honestamente las merecía, una a una.
Cuando descargò su enojo y frustración en mi, Kokoro se levanto violentamente dispuesta a marcharse.
-No, Kokoro…-impedì tomàndola del brazo tratando de controlar mi fuerza para no hacerle daño.
Su piel ardìa bajo mis dedos, y el olor que despedía era nauseabundo para mi, pero eso no impedirìa que siguiera amándola igual que siempre.
-Tengo que irme, No pertenezco aquí…dejame encontrarme.
-Pero…-Quisè debatir su petición, decirle cuan equivocada estaba, claro que pertenecía aquí, conmigo, con Alexa y con Coka, con su familia…Pero al ser atravesada por esas pupilas hondas pudè verme identificada en ella.
Si hubiese sido la mitad de valiente que mi hija,si hubiera defendido mis opiniones y deseos otra sería mi historia, se lo debía.
-Ve hija mìa…y espero que encuentres lo que buscas.-dije con resignación al verla partir corriendo por el bosque.
Mis hermanas me miraban atónitas, esperando una respuesta de mi acción. No podía darles una respuesta concisa.
-Volvamos a casa chicas, dejemos que Kokoro sea libre y regrese cuando lo desida.-Dije encaminàndome en dirección contraria, con la vista baja.
Los días siguientes fueròn despiadados, si hubiese sabido lo que me esperaba habrìa amarrado y traìdo conmigo aunque sea por la fuerza de ser necesario a mi hija.
La extrañábamos tanto en casa,su eterna alegría y hasta sus desafinados cantos, se añoraban en contraste al eterno silencio y oscuridad, las demás no lo estaban pasando mejor que yo. Por lo que las discusiones y uno que otro conato de bronca siempre estaban a la òrden del dìa.
-Es que no puedo creer que fueras tan …arghh!! Tonta!!.. Carla por que la dejaste marchar??-Gritaba Alexa enfurruñada desquitándose con el viejo sofá, por dècima vez.
-Yo digo que vayamos por ella y si es necesario la traigamos a rastras del cabello, maldita chiquilla!! Cuanto la echo de menos ¡!-se quejaba Coka resoplando y taladrándome con la mirada.
-No podemos, debemos esperar, que ella elija volver con nosotras, con su familia…-Era mi contestación cada dìa, la repetía como un mantra, tratando de que funcionarà o al menos empezarà a creérmelo yo.
-Y si nunca vuelve??.. Que? Dime o gran “gurù”!!.. que haremos mientras tanto?-El sarcasmo en la voz de mi amada Alexa fue la gota que derramo el vaso.
-No lo sè!! Esta bien ..no sè que harè!! Si no vuelve no tengo idea de que hacer para existir…Sòlo me queda confiar que el amor que le hemos inculcado sea lo suficiente fuerte como para resistir este abismo.-Mi voz que había empezado en un grito ahora apenas era un ligero murmullo quebrado por el dolor.
Me aterraba volver a aquellos días de mi soledad, cuyo único propósito en mi patètica existencia fuera encontrar y acabar con Fèlix, o por lo menos morir y salir de esta condena.
Y como si un rayo de luz en medio de la noche màs negra, como si toda la tristeza contenida hasta ese instante fuera nula,la puerta se abrió, ella había vuelto…mi hija, mi Kokoro estaba en su hogar…Pero no estaba sola.


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Recuerden seguir las Historias de Forks:

Trigangulo Inmortal de Coka

Sueños de Sangre de Alexa Cullen

Aullando a la Luna de Kokoro

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sábado, 8 de mayo de 2010

"CIEN DIAS" (one shoot)

Siempre quisè ser como una de las tantas protagonistas de aquellos cuentos que de niña mi madre solìa contarme.
Donde la bella e ingenua princesa, encontraba el amor ideal y el desenlace era la màs perfecta historia de amor, que equivocada estaba.
Hubo uno en particular, que nunca me gusto, no era el tìpico final al que estabamos acostumbrados y en esa època no supe el por que de la fascinaciòn de mi mamà por èl.
Me aconsejaba que nunca hiciera lo que la princesa de la historia que mantuviera los ojos bien abiertos, y sobre todo, no entregarà mi corazòn a cualquiera que no lo mereciera. Que sabia era mi mamà!!
El cuento se llamaba "La princesa de los 100 dìas", donde aqui, el personaje del principe era el que debìa encontrar a la perfecta chica que tendrìa el honor de ser la dueña de su corazòn. Hubieròn infinidad de candidatas, llegaròn de todas las regiones del reino y màs allà, pero el imperfecto prìncipe, no encontraba ni en una sola las cualidades necesarias, para desposarlas...que si una era muy tonta, que si la otra era muy fea, que si èsta hablaba demasiado y la otra era muy flaca...nada le agradaba por completo.
Un dìa, ya todo el reino desesperado que su jòven monarca, no se decidiera, apareciò a las puertas del castillo una jòven doncella.
Hasta entonces no habìa aparecido tal belleza como ella, y no tanto por su delicado aspecto si no que de su interior brotaba una especie de luz que iluminaba todo a su paso, dàndole un halo especial.
Todos pensaròn que el principe no dudaria en esta ocasiòn y escojerìa de inmediato a dicha jòven, pero una vez màs no fue asì.
El quisquilloso muchacho, quisò hacerse el interesante y acercandòse a ella, le preguntò...
-¿Por que habrìa de escogerte a ti, sobre todas las demàs? ¿què estarìas dispuesta a hacer , para demostrar tu amor por mi?.Pregunto interesado.
La princesa se tomò solo unos segundos para responderle sincera.
-Te amo tanto que te demostrarè mi amor, esperàndo bajo tu ventana 100 dìas, encadenada al àrbol...
Toda la corte exclamò que eso era imposible, una locura, pero la chica, saliò sin decir nada dirigiendose al sitio donde ahi pasarìa la prueba.
Los dìas y noches pasaban inclementes, el principe se asombraba de la fortaleza de la jòven, vièndo como cada hora el aspecto de ella se veia minado, por el cansancio, y el sufrimiento de la prueba.
El pueblo ya la adoraba, ¿quien no querrìa tener una reina asì? Fuerte, valiente y que amaba tanto que harìa lo que fuera por èl.
Cuando sòlo faltaba una hora para culminar con la prueba el reino y el prìncipe estaban espectantes, èl la miraba desde su balcòn, contando los minutos ansioso.
la cuenta final empezaba, sòlo quedaba un minuto y ella serìa la nueva reina.
y ante la mirada de todos, ella se liberò de sus cadenas,las manos las tenìa magulladas por la presiòn de los grilletes, sus ropas sucias y desgarradas gracias a tener que soportar las inclemencias del clima, su rostro pàlido y cansado, pero sus ojos aùn resplandecientes por una làgrima miraròn por ùltima vez hacia el balcòn donde el prìncipe estaba con los ojos desorbitados, y se marcho.
Todo el mundo le preguntaba, que ¿por què no habìa terminado con la prueba que despuès de haber pasado por tanto no qisiera esperar un sòlo minuto?
La princesa cansada, sucia y con el rostro abatido contesto.
-No puedo ser esposa de un hombre que no sabe lo que quiere, que al mirar mi sufrimiento durante todo este tiempo, no haya sido un poco noble como para haber acortado mi pesar un minuto...no merece mi corazòn.
Desde ese entonces no se supo màs de la doncella, y el prìncipe recibiò la enseñanza de su vida..."Un hombre que no sabe lo que quiere, no merece lo que tiene"!!
Asì que amiga mìa que lees esto, por experiencia te digo, una mujer inteligente no se aferra al dolor, y sobre todo debemos tener el valor necesario como para alejarnos cuando no nos aman.

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