martes, 21 de diciembre de 2010

Felices Fiestas!!


Lo sé,lo sé..Las abandono y solo pongo una imagen sin nada nuevo que decirles.
Pues que creen!! jaja en primer lugar quiero pedirles una disculpa enorme por ese abandono..de verdad que me hacen una falta increible. Lo siento.
Segundo Primero Dios entrare iniciando el año con el pie derecho uno de mis sueños se vera cumplido, entrare a la universidad. Siii esta loca que tienen de amiga estara en la escuela jeje asi que como ven nunca es tarde para realizar sus metas..
Tercero..Le he prometido a mi buena amiga Coka entrar a su concurso asi que aun tengo mucho que torturarlas jejeje Sé que la competencia estara fabulosa muchas increibles escritoras ufff que honor!! muero de emoción..
Ahora si, lo que mas me gusta..quiero agradecer a todas y a cada una de ustedes por seguir manteniendo vivo este lugar..Es la casa de todas. Gracias!!
Son una enorme bendicion en mi vida Me siento tan afortunada por formar parte de su corazón gracias!
Las adoro.
Deseo que en estas fiestas cada una de ustedes este llena de bendiciones en su hogar..que sus sueños se conviertan en metas alcanzadas para el proximo año..que jamás se dejen vencer no importa la adversidad con que se topen. Cada una es especial y única..imparables y hermosas!!
Ahhh me salen las de cocodrilo!! jaja soy muy cursi. pero saben que las llevo siempre en mi loquito corazón!
Un millon de besos vampiricos todos y abrazos tipo Emmett!!
su siempre loca amiga Carla!!

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martes, 3 de agosto de 2010

GRACIAS POR TANTO AMOR!!!


MIS AMIGAS ADORADAS..DISCULPEN POR DEJARLAS TAN ABANDONADAS...AHORA SI NO TENGO NI EXCUSA NI PRETEXTO LO SIENTO DE VERDAD!! LA ESCUELA Y MIS HIJOS EN CASA ME ABSORBEN POR COMPLETO!! JAJAJA PERO EN CUANTOME SEA POSIBLE PROMETO PONERME A MANO CON USTEDES!!
LAS ADORO..UN MILLON DE GRACIAS POR TODO EL AMOR QUE ME DAN!!
SI ESTUVIERA EN MI MANO JUREN QUE LES REGALABA EDWARDS Y JACOBS A CADA UNA!! JAJAJA
Y DOS PARA MI!! JEJE
LAS QUIERO Y SIEMPRE LAS RECUERDO!!
SU SIEMPRE AMIGA!! CARLA!!

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lunes, 12 de julio de 2010

AVISO IMPORTANTE!!




HOLA A TODAS(OS) LOS QUE HACEN EL INCREIBLE FAVOR DE LEER Y APOYAR EL MUNDO DE LOS FANFICS...
APENAS HACE UN MOMENTO ME HE ENTERADO DE ALGO BASTANTE GRAVE QUE LE ESTA OCURRIENDO A MI HERMANITA DEL ALMA ALEXA CULLEN..SE QUE MUCHOS LA CONOCEN POR LOS INCREIBLES RELATOS QUE COMPARTE CON NOSOTRAS BASADOS EN LA SAGA DE LA SEÑORA MEYER.
ASI QUE NO ES DE EXTRAÑARSE QUE SIEMPRE HAYA GENTE MALINTENCIONADA QUE BUSCA EL LUCRO APODERANDOSE DEL TALENTO AJENO.
ESTA VEZ, ELLA MISMA ME HA DICHO QUE HAY EN ALGUNOS BLOGS EL ARCHIVO COMPLETO DE LA HISTORIA DE "SOL DE MEDIANOCHE" INCLUYENDO LOS DOCE CAPIS DE MEYER Y LOS DE ELLA SUBIENDOLOS A LA RED COMO LOS ORIGINALES...COSA QUE NO ES CIERTA....
QUIERO ACLARAR QUE ALEXA COMO UNA SERVIDORA, ES UNA GRAN ADMIRADORA DEL TRABAJO DE LA GENIAL S.MEYER PERO ESO NO QUIERE DECIR QUE ALEXA QUE POR ESCRIBIR FANFICS AHORA CUALQUIERA TENGA EL DERECHO DE APROPIARSELOS...MENOS METERLA EN PROBLEMAS LEGALES CON DERECHOS DE AUTOR POR MEDIO DE LA EDITORIAL ALFAGUARA, QUE ES LA QUE PUBLICA LOS LIBROS DE LA SAGA.
ESTE COMUNICADO ES MAS BIEN PARA INFORMAR A TODOS USTEDES QUE NO CREAN LO QUE ESTAN PONIENDO EN ESOS BLOGS...ESE ARCHIVO NO ES EL ORIGINAL...ES EL TRABAJO DE UNA INCREIBLE MUJER QUE CON TALENTO E IMAGINACION NO HIZO MAS QUE REGALARNOS UNA LUZ EN LA ESPERA DE LO QUE NOS APASIONABA.
LAS QUIERO Y PIDO QUE DEMOSTREMOS EL APOYO CARIÑO QUE NUESTRA AMADA ALEXA NECESITA.
UN BESO Y NOS LEEMOS MUY PRONTO...
GRACIAS. SU LOCA AMIGA CARLA!!

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lunes, 7 de junio de 2010

PARA QUE SUEÑEN UN RATO!!





AHH MIS NIÑAS, AQUI LES DEJO ESTA BELLA IMAGEN DEL DUEÑO DE MIS SUSPIROS!!JAJAJA
TENGAN DULCES Y VAMPIRICOS SUEÑOS!! LAS ADORO..

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miércoles, 2 de junio de 2010

ARMONIA


BELLA PVO
Decir que me encontraba feliz, era poco. Tanta alegría dentro de mi podía describirse como un globo a punto de estallar.
La tarde paso veloz, y ya casi era la hora pactada para reunirnos en la tan esperada cena de ensayo de la boda. Charlie aùn seguía murmurando por lo bajo su descontento por tener que usar un traje y corbata, era sumamente divertido ver al jefe de policía comportándose como niño malcriado.
Edward se veía extraordinario como siempre, no podía dejar de admirarlo y felicitarme por la enorme suerte que tenía.
Reneè , Susan y Phil ya nos esperaban en el restaurante junto con los Cullen. Era increíble la rápida aceptación y cordialidad que tenìan. La reunión entre mis padres, fue un tanto extraña, primero hubo un instante de silencio gracias al cielo roto por la astuta Alice, y luego un amable abrazo de bienvenida que dejaba en claro que ambos harían lo que fuera por mi felicidad.
Esme siempre como buena anfitriona, le preguntò a mi padre si no vendría Sue, a lo que èl le respondió que luego se nos unirìa, ya que me tenía una sorpresa.
Nunca he sido aficionada a los regalos y mucho menos al suspenso, a si que de inmediato quisè sacarle la sopa a Charlie. Mi interrogatorio fue inútil ya que èl mismo me explico que no tenía idea de lo que me esperaba.
Edward me sonreía divertido al observar mi frustración, por lo bajo me dijo que la sorpresa sería agradable que dejara de preocuparme.
En instantes las miradas de los Cullen se encontraròn, en ellas se notaban emoción, disgusto y hasta complicidad. Como acto reflejo mirè hacia donde venìa tal conmoción.
En la entrada, se hallaban Sue, Leah y Jacob.
Mi corazón de inmediato se ralentizo de emoción, hace tanto que no veía a mi amigo, y el verlo ahí de pie con su siempre brillante sonrisa amable, iluminando la estancia, hacían de esa noche perfecta.
Ni siquiera lo tuve que pensar, me levante para abrazar su gigante corpachón.
-Gracias Jake, no sabes lo que significa que tù estes aquí…-Dije conteniendo las làgrimas.
-Nada, nada Bella, ¿acaso creías que me perderìa una cena gratis? Y sobre todo la posibilidad de verte feliz? …Me hieres Bella, que clase de amigo crees que soy?? –respondia acariciendo mi mejilla sin dejar de reir.
-La clase de amigo que permite que los demás también la felicitemos.-murmuraba Leah divertida.
Y asì entre lobos, vampiros y humanos me encontraba yo, por fin me sentía completa.
Todo era perfecto, la deliciosa comida se terminò gracias al voraz apetito de Jake y de Leah, aunque todo mundo pensarìa que mi padre podría perfectamente ser también licántropo por su forma de engullir.
Mi madre y Susan no dejaban de parlotear con las chicas sobre mañana los últimos detalles, que tenía màs que seguro que gracias a Alice ya estarían solucionados.
Aùn me parecía tan irreal saber que estaba a un dìa de ser la “Señora Cullen” que me hacìa reir como boba.

Todo encajaba en perfecta armonìa.
La velada transcurrio sin contratiempos y entre risas.
Dejamos a mi madre,Susan y a Phil en su hotel, mientras que mi padre hacia lo mismo con Sue.Jacob y Leah se despidieron para ir a patrullar, me hacia tan felìz ver a mi amigo enamorado.
Esa noche sabiamos que los demàs Cullen no pararìan hasta dejar listo todo para mañana, me sentìa un poco culpable por tener que dormir aùn.Las cosas cambiarìan cuando Edward me convirtiera en su igual.
Aùn me preocupaba la idea de que mi transformaciòn acarreara conflictos con la manada, pero en el fondo tenìa el presentimiento y sobre todo la esperanza que llegaramos a un buen acuerdo.
Los pàrpados se me cerraban del cansancio, Edward de inmediato comenzò a entonar mi dulce canciòn de cuna.
Tenìa que admtir que extrañarìa esa parte, el dormir en sus brazos, soñando en el futuro junto a èl.

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miércoles, 26 de mayo de 2010

Historias de Forks

Oscura Venganza
de
Carla Cullen
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Problemas de Familia
Capítulo 3





Recordar cómo había congeniado inmediatamente con mis hermanas siempre me hace sonreír.
Con Alexa sentí una conexión casi automática, era de la clase de personas que te atraen por su permanente buen humor y su inteligencia, enseguida nos dimos cuenta de que entre nosotras existía química. Estar con Coka, al principio, me hacía sentir un poco incomoda, su bello porte y altiva seguridad hacía que la autoestima de cualquiera estuviera por los suelos, pero al conocerla mejor casi nadie se resistía a quererla.
Me fascinaba escuchar sus historias, imaginando todo lo que habían vivido.
Coka era un tanto impulsiva cuando se trataba de sus conquistas, le encantaba sentirse admirada y deseada por los hombres, motivo por el que muchas veces nos ha puesto en verdadero riesgo. Ella siempre se excusaba diciendo que el sexo era para ella tan vital como el alimento y se burlaba un poco de mi nula experiencia en ese campo.
Estaba tan harta de sus burlas e insinuaciones que me propuse cambiar eso y desde entonces no he dejado de maldecir el dia en que tuve tan funesta idea. El día que decidí adquirir una experiencia que, de no ser por la presión que sus bromas ejercían sobre mí, nunca había sentido la necesidad de tener.
Conocì a un bellisìmo joven cuya sangre me llamaba màs la atención que cualquier otra que hubiese olido antes, era irresistible para mì.
Dada mi condición de vampiro y lo atractivos que los de mi especie somos para nuestras presas naturales la atracción fue mutua, demasiado fuerte. Lo deseaba tan intensamente que no pensaba con claridad, ni siquiera me moleste en pedir su nombre ni en presentarme yo.
Su boca carnosa y càlida me transtornaba, sus manos impacientes y tan inexpertas como las mìas, exploraban lugares que jamàs nadie había tocado.
Su respiración entrecortada y su latido desenfrenado hacia que surgiera de mi interior el monstruo que era en realidad.
Todo fue tan repentino y fugaz que no me di cuenta. De lo último que me percate fue que su cuerpo yacìa inerte en mis brazos, vacio del liquido que le daba vida, que lo hacia ser un ser vivo y no el trozo de carne muerta en que se había convertido por mi culpa. Lo había matado, y había hecho de mi aquello que mas odiaba, una sucia asesina que ponía fin a una vida humana, con todos sus recuerdos, sus sueños, sus deseos. Alguien que eliminaba de golpe todo lo que ese muchacho había sido, todo lo que hubiera podido ser. Me daba asco a mí misma.
Salì huyendo desesperada en busca de mis hermanas. Cuando vieron en el deplorable estado en que me encontraba, y me miraron a los ojos no hubo necesidad de aclarar nada.
El repentino estruendo procedente de la habitación de mi hija me trajo de regreso al presente.
Desde hacía varias semanas había notado cambios en el comportamiento de mi pequeña Kokoro, pero los achacaba a que estaba pasando por su etapa de adolescente ya que su humor variaba tanto como el tiempo, no sabías en que momento se podría disparar su mal genio por cualquier tonterìa. Podìa ser algo aterrador verla enojada.
Pero más que nada temía que las leyendas que había investigado sobre sus raíces fueran ciertas ya que los metamorfos eran desde siempre nuestros enemigos naturales.
Aun asi yo estaba segura de que la podría proteger de cualquier cosa, costara lo que costara.
Daría mi vida por ella lo mismo que por mis hermanas.
Subí de inmediato las escaleras y al entrar en su cuarto la ventana estaba abierta de par en par. La temperatura en el exterior esa noche era demasiado fria como para dejarla asì.
El terror se apodero de mí cuando, tras buscar a mi hija con la mirada por todo el cuarto, comprobé que no estaba allí.
Estaba frenética cuando salí por la misma ventana que ella había usado para escapar de casa siguiendo su rastro. Mis hermanas se unieron a mi casi de inmediato aun sin saber que era lo que me había puesto en ese estado.
-Carla, ¿qué diablos te pasa? ¿dónde está Kokoro?-me preguntaba Alexa preocupada.
Esas eran las mismas preguntas que yo me hacía a mi misma pero cuyas respuestas ignoraba, sólo quería asegurarme que mi hija estaba bien.
La mano de Coka, me impidió seguir corriendo por el bosque.
-Tienes que dejarla ir…ella necesita estar sola, tomar la decisión de …-ni siquiera deje que terminara la frase.
-Si no me sueltas te arranco el brazo Coka!! Tengo que ir a buscar a mi hija!!-Amenacé furiosa.
Ambas vampiresas me miraron serias soltando el agarre.
-Como quieras, pero dime ..¿qué respuestas tienes para todas sus dudas, cómo le explicaras la muerte de sus verdaderos padres a manos de uno de nosotros? Lo has pensado bien al menos?...Vamos corre a alcanzarla o espera que ella misma vuelva a casa, con su familia..-La verdad en boca de Coka era como un balde de agua helada.
Caí de rodillas, sollozando lágrimas invisibles que desgarraban mi seco corazón…
Sòlo pudè resistir tres días de calvario y agonía…La incertidumbre de no saber el paradero de mi hija, ni saber como estaba me hacían presa de la peor de las torturas.
Desde el momento de su partida registre su habitación, buscando alguna pista sobre lo que había detonado tan repentino actuar, las respuestas las encontrè en su diario.
En ese pequeño cuaderno, mi pequeña plasmaba sus sentimientos sueños e ideas, creìa conocerla, cuan equivocada estaba.
Kokoro sufrìa desde hace semanas las claras etapas de su transformación a licàntropa, según lo que había investigado, sin duda era una de ellos.
Sin importarme ni las opiniones de mis hermanas o el tener algún conflicto con alguno de su especie en el camino, salì en su búsqueda.
Sabia que Alexa y Coka me apoyarìan, estuvimos rastreándola por varios estados del país. Gracias al talento superior de Alexa fue posible encontrarla.
Mi pobre hija, estaba en unas condiciones que le habrìan partido el corazón a cualquiera, sucia y andrajosa, maloliente y con el cabello enmarañado, aunque confiaba en que no estaba herida, por su aspecto sabia que estaba hambrienta.
Querìa acercarme a ella de inmediato y abrazarla, pero su mirada retadora y llena de un nuevo sentimiento me dejó congelada en mi lugar.
Sus hermosos ojos de èbano siempre tan llenos de ternura ahora eran frìos y desconfiados.
Coka, como siempre fue la que tuvo la iniciativa en la situación, se acerco lenta pero segura hasta ella.
Kokoro estaba furiosa. Cuando llego el momento de contestar a las preguntas que por tanto tiempo llevaba sacando la vuelta, mi pequeña me acusò de ser desde la asesina de sus padres hasta el ser màs egoísta y desalmado sobre la Tierra, y la verdad lo era.
Dolìa como el demonio cada una de sus palabras, pero honestamente las merecía, una a una.
Cuando descargò su enojo y frustración en mi, Kokoro se levanto violentamente dispuesta a marcharse.
-No, Kokoro…-impedì tomàndola del brazo tratando de controlar mi fuerza para no hacerle daño.
Su piel ardìa bajo mis dedos, y el olor que despedía era nauseabundo para mi, pero eso no impedirìa que siguiera amándola igual que siempre.
-Tengo que irme, No pertenezco aquí…dejame encontrarme.
-Pero…-Quisè debatir su petición, decirle cuan equivocada estaba, claro que pertenecía aquí, conmigo, con Alexa y con Coka, con su familia…Pero al ser atravesada por esas pupilas hondas pudè verme identificada en ella.
Si hubiese sido la mitad de valiente que mi hija,si hubiera defendido mis opiniones y deseos otra sería mi historia, se lo debía.
-Ve hija mìa…y espero que encuentres lo que buscas.-dije con resignación al verla partir corriendo por el bosque.
Mis hermanas me miraban atónitas, esperando una respuesta de mi acción. No podía darles una respuesta concisa.
-Volvamos a casa chicas, dejemos que Kokoro sea libre y regrese cuando lo desida.-Dije encaminàndome en dirección contraria, con la vista baja.
Los días siguientes fueròn despiadados, si hubiese sabido lo que me esperaba habrìa amarrado y traìdo conmigo aunque sea por la fuerza de ser necesario a mi hija.
La extrañábamos tanto en casa,su eterna alegría y hasta sus desafinados cantos, se añoraban en contraste al eterno silencio y oscuridad, las demás no lo estaban pasando mejor que yo. Por lo que las discusiones y uno que otro conato de bronca siempre estaban a la òrden del dìa.
-Es que no puedo creer que fueras tan …arghh!! Tonta!!.. Carla por que la dejaste marchar??-Gritaba Alexa enfurruñada desquitándose con el viejo sofá, por dècima vez.
-Yo digo que vayamos por ella y si es necesario la traigamos a rastras del cabello, maldita chiquilla!! Cuanto la echo de menos ¡!-se quejaba Coka resoplando y taladrándome con la mirada.
-No podemos, debemos esperar, que ella elija volver con nosotras, con su familia…-Era mi contestación cada dìa, la repetía como un mantra, tratando de que funcionarà o al menos empezarà a creérmelo yo.
-Y si nunca vuelve??.. Que? Dime o gran “gurù”!!.. que haremos mientras tanto?-El sarcasmo en la voz de mi amada Alexa fue la gota que derramo el vaso.
-No lo sè!! Esta bien ..no sè que harè!! Si no vuelve no tengo idea de que hacer para existir…Sòlo me queda confiar que el amor que le hemos inculcado sea lo suficiente fuerte como para resistir este abismo.-Mi voz que había empezado en un grito ahora apenas era un ligero murmullo quebrado por el dolor.
Me aterraba volver a aquellos días de mi soledad, cuyo único propósito en mi patètica existencia fuera encontrar y acabar con Fèlix, o por lo menos morir y salir de esta condena.
Y como si un rayo de luz en medio de la noche màs negra, como si toda la tristeza contenida hasta ese instante fuera nula,la puerta se abrió, ella había vuelto…mi hija, mi Kokoro estaba en su hogar…Pero no estaba sola.


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Recuerden seguir las Historias de Forks:

Trigangulo Inmortal de Coka

Sueños de Sangre de Alexa Cullen

Aullando a la Luna de Kokoro

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sábado, 8 de mayo de 2010

"CIEN DIAS" (one shoot)

Siempre quisè ser como una de las tantas protagonistas de aquellos cuentos que de niña mi madre solìa contarme.
Donde la bella e ingenua princesa, encontraba el amor ideal y el desenlace era la màs perfecta historia de amor, que equivocada estaba.
Hubo uno en particular, que nunca me gusto, no era el tìpico final al que estabamos acostumbrados y en esa època no supe el por que de la fascinaciòn de mi mamà por èl.
Me aconsejaba que nunca hiciera lo que la princesa de la historia que mantuviera los ojos bien abiertos, y sobre todo, no entregarà mi corazòn a cualquiera que no lo mereciera. Que sabia era mi mamà!!
El cuento se llamaba "La princesa de los 100 dìas", donde aqui, el personaje del principe era el que debìa encontrar a la perfecta chica que tendrìa el honor de ser la dueña de su corazòn. Hubieròn infinidad de candidatas, llegaròn de todas las regiones del reino y màs allà, pero el imperfecto prìncipe, no encontraba ni en una sola las cualidades necesarias, para desposarlas...que si una era muy tonta, que si la otra era muy fea, que si èsta hablaba demasiado y la otra era muy flaca...nada le agradaba por completo.
Un dìa, ya todo el reino desesperado que su jòven monarca, no se decidiera, apareciò a las puertas del castillo una jòven doncella.
Hasta entonces no habìa aparecido tal belleza como ella, y no tanto por su delicado aspecto si no que de su interior brotaba una especie de luz que iluminaba todo a su paso, dàndole un halo especial.
Todos pensaròn que el principe no dudaria en esta ocasiòn y escojerìa de inmediato a dicha jòven, pero una vez màs no fue asì.
El quisquilloso muchacho, quisò hacerse el interesante y acercandòse a ella, le preguntò...
-¿Por que habrìa de escogerte a ti, sobre todas las demàs? ¿què estarìas dispuesta a hacer , para demostrar tu amor por mi?.Pregunto interesado.
La princesa se tomò solo unos segundos para responderle sincera.
-Te amo tanto que te demostrarè mi amor, esperàndo bajo tu ventana 100 dìas, encadenada al àrbol...
Toda la corte exclamò que eso era imposible, una locura, pero la chica, saliò sin decir nada dirigiendose al sitio donde ahi pasarìa la prueba.
Los dìas y noches pasaban inclementes, el principe se asombraba de la fortaleza de la jòven, vièndo como cada hora el aspecto de ella se veia minado, por el cansancio, y el sufrimiento de la prueba.
El pueblo ya la adoraba, ¿quien no querrìa tener una reina asì? Fuerte, valiente y que amaba tanto que harìa lo que fuera por èl.
Cuando sòlo faltaba una hora para culminar con la prueba el reino y el prìncipe estaban espectantes, èl la miraba desde su balcòn, contando los minutos ansioso.
la cuenta final empezaba, sòlo quedaba un minuto y ella serìa la nueva reina.
y ante la mirada de todos, ella se liberò de sus cadenas,las manos las tenìa magulladas por la presiòn de los grilletes, sus ropas sucias y desgarradas gracias a tener que soportar las inclemencias del clima, su rostro pàlido y cansado, pero sus ojos aùn resplandecientes por una làgrima miraròn por ùltima vez hacia el balcòn donde el prìncipe estaba con los ojos desorbitados, y se marcho.
Todo el mundo le preguntaba, que ¿por què no habìa terminado con la prueba que despuès de haber pasado por tanto no qisiera esperar un sòlo minuto?
La princesa cansada, sucia y con el rostro abatido contesto.
-No puedo ser esposa de un hombre que no sabe lo que quiere, que al mirar mi sufrimiento durante todo este tiempo, no haya sido un poco noble como para haber acortado mi pesar un minuto...no merece mi corazòn.
Desde ese entonces no se supo màs de la doncella, y el prìncipe recibiò la enseñanza de su vida..."Un hombre que no sabe lo que quiere, no merece lo que tiene"!!
Asì que amiga mìa que lees esto, por experiencia te digo, una mujer inteligente no se aferra al dolor, y sobre todo debemos tener el valor necesario como para alejarnos cuando no nos aman.

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miércoles, 7 de abril de 2010

RESCATANDO A MIKE!!

ALICE PVO
Casi en el mismo momento que Edward salía en busca de Bella me llegó una visión escalofriante de Mike Newton besando a Bella mientras que mi hermano, enfadado y celoso, se abalanzaba sobre él para destriparle.
No me caía bien el tipo ya que, a las chicas del instituto, nos miraba siempre con ojos libidinosos y usaba cualquier pretexto en su clase para coquetear con nosotras, pero aùn asì, no querìa que muriera.
Y entonces tuve una idea.
Ella era la única que podría ayudarme a detener a mi hermano y de paso darle una lección a Newton.
Sonreì maquiavélicamente al empezar a marcar el número telefónico que me sabìa de memoria, al comprar ahì para nuestro disfraz.
La vocecilla amable del otro lado me dio la bienvenida.
-Tienda deportiva Newton`s en que puedo ayudarle?


EDWARD PVO
Estaba en camino, de regreso a ver al amor de mi existencia, tan hastiado de beber que me sentía como si fuera a estallar así que dejé en casa a mi familia para ir a recoger a Bella puesto que ya no podía esperar màs.
El suave ronroneo del motor del auto tranquilizaba un poco mi ansiedad pero la velocidad que alcanzaba mi volvo, que nunca me había molestado, ahora me parecía insuficiente, sin que bastara tener el pedal hasta el fondo, para llegar a su casa tan velozmente como deseaba.
Faltaba cerca de un kilómetro para divisarla cuando me percate de un molesto pensamiento.
“Si me pongo bronceado de seguro seré irresistible para ella…quien no sucumbiría a los encantos de éste bombón?”-Alardeaba en su mente el irritante Mike Newton.¿Qué demonios hacia él allí?-me pregunté forzando el motor.
Al verlo en la puerta principal, al lado de Bella, sentí renacer el monstruo dentro de mi pecho y no me importo salir a velocidad poco humana del coche para estar a un paso de ellos.
Pero ni siquiera moviéndome lo mas rápido que me era posible podría haber detenido a este sujeto que en menos de un segundo aprovecho la distracción de mi novia para plantarle un beso.
Tuvè que echar mano de toda mi reserva de sensatez, para no destrozarle el cráneo de un manazo, solo por su atrevimiento.
-Newton!! Apártate de mi mujer en este instante, antes de que sea lo último que hagas en tu patética vida!!-rugí furioso.
Bella me miraba atónita, el reflejo en sus pupilas me decía que mi semblante era temible.
Quise recomponerlo un poco, pero estaba tan furioso que no podía controlarme y agradecí una vez más la sabia intervención de Alice, que me hacía recobrar la sensatez.
“Espero que no llegue tarde!!…uff uff Edward si puedes oírme no destroces a Mike, llevo a alguien que lo hará por ti!”-Qué fue lo que dijiste Cullen?.. Tú mujer? Vamos chico, ni en tus sueños!!-me desafiaba el descarado.
La segunda voz mental me hizo casi estallar en risas.
“Ay mi pobrecito Mikey, si bien que le he dicho que no debe andar comiendo porquerìas en la calle, si sabe bien que su estòmago es demasiado delicado, por eso le suceden estos accidentes!!”La angustiada mujer bajaba del auto de Alice rápidamente para llegar hasta donde su retoño.
-Mike, Mikey!!! ¿estas bien corazón?
El rostro de Newton era todo un poema.´
-Mamà? ¿qque haces aquí?.-decia evidentemente nervioso.
-Ay bebè, ¿còmo preguntas eso? Estoy aquí para cumplir con mi deber de madre, anda vamos al auto para que te cambies..sabes de sobra que la comida en la calle, te llena de gases y por eso tienes esos accidentes!!
Lo dicho. Alice sabia quien podría despedazar a Mike Newton mejor que yo.
Le entregò un paquete de ropa pasando por su lado y subiendo al coche en el que había llegado su hijo.
-Mike!! ¿Qué esperas? No quiero que manches la tapicerìa como la vez anterior, en marcha!!
Bella, Alice y yo, estábamos conteniendo con todas nuestras fuerzas las ganas de carcajearnos.
Sentì pena por el pobre de Mike.
De los màs humillado y a punto de explotar por el sonrojo subió a su auto saliendo como vòlido en èl.
Ni siquiera habían desaparecido por la curva de la carretera cuando los tres estallamos en risas.
Escuchar a Bella era como una sinfonía que alegraba mi alma.
De inmediato la tomè entre mis brazos, como si fuera una necesidad vital.
El instinto animal que me poseè, me exigìa hacerla mìa, borrar todo rastro del desagradable olor de Newton y de cualquiera que se atreviera a tocarla, ella era mìa.
Con ansias voraces tomè su boca entre la mìa.
Y como si ella tuviera la misma necesidad que yo, enredo sus manos en mi cuello para acercarme màs a ella.
Ni el pensamiento de mi hermana hicieron perder mi concentración en Bella.
“Bueno, los dejare a solas..eso si Edward, los quiero presentables en la cena y a tiempo!!”Murmuraba alejándose.
No tenía caso responderle, asì que me dedique a entrar a la casa aùn prendido de Bella.
Cerrè la puerta de un golpe con el pie, y sòlo me separè de mi àngel para permitirle respirar, antes de subirla cargando por las escaleras hacia su habitación.
Querìa esperar hasta habernos casado para volver a hacerle el amor a mi amada.
Por eso siempre encontraba patèticas excusas para no responder a mis instintos básicos.
Pero en este momento era màs que una necesidad hacerla mìa, y me deleitaba comprobar que ella sentía lo mismo.
Nuestras lenguas danzaban en un ritmo misterioso, en el exacto compas que nuestras almas necesitaban.
Sus caricias me regalaban la gloria del paraíso, mi paraíso.
Su aliento suave y càlido entremezclado con el mìo, socavaban mi ya perdido autocontrol.
Estaba a merced de esta humana.
Por fortuna la puerta de su habitación se hallaba abierta, asì que con la mayor suavidad la deposite en su frágil y pequeña cama.
Esta vez no me detendría a pensar que explicación le daríamos a Charlie Swan por haberla roto.
Delicadamente me coloque sobre ella teniendo demasiado cuidado de no lastimarla, pero sin perder por un segundo el contacto con sus ojos de chocolate, era adicto a ellos.
Podìa ver todo el amor de ella hacia mi solo con perderme en esas orbes.
Bella delineaba mi rostro con dulzura y me sonreía feliz, estaba extasiado .
Volvì a besar sus labios, mientras que ambos nos desvestíamos con caricias y gemidos ahogados.
Sentir de bajo mìo a mi amada, tan càlida y suave, tan frágil y deseable, me hacía perder el control.
“Debes ser cuidadoso…debes serlo!!” –me recordaba constantemente.
Mientras que entraba en ella lenta y tortuosamente, me deleitaba admirando su rostro, Su boca entreabierta y sus ojos mirándome fijos haciendo que pudiera ver el alma pura de Bella, era lo que yo podía llamar la Gloria!!..
Con cada embestida soltaba un gemido que gustozo callaba con mis labios en su boca.
Su respiración entrecortada y su acelerado corazón eran la melodía que podía convertirse en mi sinfonía eterna.
Sus uñas enterràndose en mi espalda, no me hacían daño alguno, pero me dejaban ver que la pasión se acumulaba en mi mujer…mi mujer, Bella era mìa como yo era suyo.
El ritmo fue aumentando conforme mi amada pedìa…su voz ronca por el deseo, era demasiado excitante.
Cuando sentí a Bella estremecerse y sus húmedas paredes se apretaban en mi, supe que era mi perdición, una última estocada màs y ambos llegamos al climax deseado….
-Bueno, por suerte.. la cama resistió…jaja-Decìa Bella sonriendo exahusta.
Mi tierna humana, mi dulce Bella…

BELLA PVO

Me complacía ver que Edward esta vez, estaba tan excitado como yo.
Sus besos eran tan vitales para mì, como el mismo aire.
Su varonil cuerpo sobre el mìo, era alucinante.
No podía creer aùn que èl me eligiera, que me amara y que se quedara por siempre conmigo.
Con mis manos dibuje y acaricie su rostro marmóreo ; ni el màs grande artista hubiera sido capaz de crear tanta perfección.
Edward cada vez que me besaba me llevaba al cielo.
Su lengua y la mìa bailaban regalando caricias entre ellas.
La pasión crecía entre ambos, haciendo que las ropas que nos cubrían estorbaran.
Y como si nuestras manos tuvieran vida propia, quedamos desnudos.
Nunca podría acostumbrarme a la belleza de mi novio.
Y como si hubieran prendido una mecha en mì, de pronto me sentía arder.
El era la única cura de ese mal, su gèlidez me aliviaba, lo necesitaba con urgencia.
Cuando lo sentí adentrarse en mi interior, me sentí dichosa, querìa màs, màs y màs…
Que no parara nunca.
Como si no fuera la suficiente cercanìa entre ambos, mis manos sujetaròn su espalda con fiereza, mientras que mis uñas se clavaban en ella.
Por un momento temì hacerle daño a mi vampiro, pero al mirarlo disfrutar tanto como yo aleje ese pensamiento.
Sòlo querìa sentirlo, dejarlo que supiera que yo era suya, en cuerpo y alma.
Cuando el orgasmo estaba cerca, èl empezó a balancearse màs y màs rápido, llevándonos a ambos a nuestro paraíso personal.
Mis piernas rodeando sus caderas, mi humedad cubriéndolo por completo.
Sentir que llegábamos juntos fue mágico.
Mi pobre corazón latìa desbocado, haciendo que sintiera que podría salirse por mi garganta.
Sabìa que mi rostro parecerìa un semáforo de lo rojo, por tanto ejercicio placentero, asì que para liberar un poco de tensión hice la observación de que mi vieja cama había resistido dejando en claro una nueva invitación a usarla.
-Bueno, por suerte..la cama, resistió…jaja-Tratè de sonar un poco pìcara, a lo que èl me regalo una de sus sonrisas torcidas que me derriten y me daba un tierno beso en la frente mientras me decía las únicas palabras que querìa escuchar…
-Te amo…

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martes, 9 de marzo de 2010

Historias de Forks

Oscura Venganza
Por Carla Cullen


Mi familia
Capítulo 2



Miraba divertida a mi extravagante familia.
Alexa y Coka se estaban peleando, como ya era su costumbre, por el control remoto del televisor que se había convertido en el nuevo motivo de discusión.
Cualquiera que viese esa escena pensarìa que son como el perro y el gato, ambas testarudas, aunque yo sabìa que en el fondo, no podían vivir la una sin la otra por que se adoraban. Yo me limitaba a observarlas de lejos.
Estaba preparando el tablero para jugar con mi pequeña Kokoro nuestra partida diaria de Monopoly, a ella le encantaba ese juego y yo haría lo que fuera con tal de hacerla feliz, desde que el destino, la vida o el cielo mismo que la puso en mi camino.

Entrò en mi existencia de un modo que aveces trataba de olvidar. Acababamos de instalarnos en un pequeño pueblo de la península de Olympic, donde las lluvias son constantes todo el año y tendríamos pocos problemas para mezclarnos con los humanos.
Yo había salido sola y acababa de encontrar un rastro bastante reciente de un vampiro que decidì seguir un poco antes de llamar a mis hermanas para echarlo de allì. Si nos hibamos a quedar algún tiempo en esa zona era mejor no compartir el espacio de caza con nadie que no compartiera también nuestros hábitos alimenticios, bastante difícil era ya pasar desapercibidas siendo tres mujeres un poco raras que vivìan juntas y no se relacionaban con nadie, como para que ahora empezaran a desaparecer excursionistas. Iba siguiendo el rastro, fantaseando con que fuera el de mi odiado enemigo, cuando también me di cuenta de que también se percibía en el aire que venia del sudoeste un olor tan tentador para uno de nuestra especie que solo podía ser sangre humana. Pero sangre fresca, lo que significaba que alguien estaba herido y sangrando, asì que pensé que si realmente había un vampiro por allì sería difícil de librarse de èl. De todos modos fui a echar una mirada, no sè , tal vez al sentirme cerca abandonara la caza, solo sabia que no podía dejar de intentarlo. No podría enfrentarme a èl , a no ser, claro, que se tratara de Fèlix en cuyo caso estaría màs que dispuesta a matarlo, o morir por intentarlo.

Eran dos los humanos heridos, un hombre y una mujer, que huian del ataque de un bebedor de sangre como yo, pero que aùn no veía. El hombre de piel morena y largo pelo desapareció, ante mi atónita mirada, no pudè ver de donde había venid el ataque, supe quien quiera que haya sido, incluido Fèlix, era demasiado rápido y extremadamente peligroso incluso para mi. Estaba a punto de dar la vuelta e ir a buscar a mis hermanas, por si las necesitaba, dàndo por perdida a la mujer cuando me di cuenta de que esta cargaba un bulto pegado al pecho, el bulto no era otra cosa que un precioso bebè. Mientras vacilaba si acercarme o no, la mujer me vio y me dijo que salvara a su niña, que no podía hacer nada por ella, que sabia que morirìa, pero me suplicaba que no permitiera que el asesino natural de su tribu dañara a su pequeña. Todo estaba sucediendo demasiado deprisa incluso para mi mente ultraveloz. Despuès de todo, ¿Qué haría una vampiresa amargada como yo criando a una bebè?. Pero cuando estaba dàndo la vuelta para marcharme, sus ojitos marrones me observaròn y una sonrisa me hizo caer presa del embrujo que hoy sigue pesando sobre mi.

De ese modo, desde aquel dìa , ella se convirtió en mi razón para conservar la humanidad, para desear ser alguien mejor. Ella era mi hija.
Nunca le contè esto a nadie, ni a mis hermanas y mucho menos a mi adorada kokoro. Sentía una especie de indefinible vergüenza, aunque yo sabia que no podía haber hecho nada por la madre de mi tesoro, me sentía mal por tener felicidad en mi vida gracias a la desgracia de ella.

Nunca supe quien fue el vampiro, solo esperaba que no se tratara de Fèlix, eso haría de mi venganza algo màs difícil de lo que había supuesto.
Cuando mis hermanas me vieron llegar a casa cargando en brazos mi valioso tesoro, me reprendieron , quisieron que desistiera y dejara a otro la responsabilidad de hacerse cargo de mi bellísima Kokoro.

-¿Còmo dices que le llamaras?..¿Kokoro?..Ay Carla!!, ¿què clase de nombre es ese?-preguntaba indignada Coka.

En mi último viaje de rastreo en busca de Fèlix había llegado hasta Japòn y estaba cazando por el bosque que cruzaba su frontera, cuando vì que se había perdido mientras jugaba a atrapar mariposas. La observe durante un rato hasta que me di cuenta de que era hermosa, delicada, tenía un alma pura y un corazón generoso que me impresionaron tanto màs por pertenecer a alguien tan joven que era casi una niña, asì que en una burda conversación (mi japonés es muy elemental) nos presentamos, ella era una de las princesas, hija del emperador. Su nombre Kokoro. Tan gentil y amorosa que de inmediato nos hicimos amigas. Su compañía me llenaba de felicidad, pero la vida humana es tan frágil, como las alas de las mariposas que esa niña conservaba; en un suspiro termino. Al final, de ella , como de todas las cosas bellas que en el mundo han sido, sòlo me quedo su nombre. Por eso, cuando vì a mi pequeña entre mis brazos, no tuvè que pensarlo demasiado para ponerle un nombre que era para mi el màs adecuado.

-Kokoro, significa corazón…y ella tiene el mìo!!-respondì dejando en claro que no lo cambiarìa.

Coka y Alexa se quedaròn mudas y se encogieron de hombros.
Nada me resulto fácil cuando despertè a esta nueva existencia, que me sigo resistiendo a llamar vida, por que me encontraba sola en un mundo que era para mi nuevo en todos sus aspectos y tenía miedo. No sabìa que hacer, asì que volvì a la casa que me había visto nacer, donde todos me observaban con sorpresa, por que la historia de la matanza en mi boda me había precedido, y nadie podía creer que yo hubiera salido ilesa y estuviera allì.

La casona era fría sin la presencia de mi familia, los echaba mucho de menos y para colmo la gente empezó a murmurar convirtiéndome en el centro de esos “chismes”.
Sabia que no podía estar mucho tiempo aquí y que sòlo era cuestión de tiempo que se dieran cuenta de mi nueva naturaleza. Enseguida empezó a notarse la desaparición de animales y eso hizo aumentar el furor y el miedo en los vecinos.
Con gran dolor tuvè que desaparecer, la casa fue vendida e hice un fideicomiso para los trabajadores de la fàbrica de mi padre, dejándola en manos del encargado; el dinero me servirìa para pagarme el viaje a un lugar distante, donde no pusiera en peligro a nadie y pudiera decidir que haría de ese dìa en adelante.
Anhelaba la paz de espíritu, pero sabia que, debido a mi carácter y educación solo podría alcanzarla a través de la venganza. Eso hacia que los días de Fèlix estuvieran contados. Con solo ese objetivo en mi mente y el boleto de embarque en mi bolsillo, partì hacia la nueva aventura que prometia ser mi existencia.
Mil veces había oído fascinada, hablar del “Viejo Mundo” y sus adelantos tecnológicos y sociales que permitían que la mujer disfrutara de educación y libertad que en mi tierra solo cabìan en el terreno de los sueños. Hacia alla me encamine pues, tan dispuesta a aprender como a disfrutar con lo que pudiera encontrar en mi camino.

Cuando lleguè a la ciudad de Sevilla, destino de mi barco , me encontre una versión grande de las ciudades que ya conocía, con la diferencia de que la gente estaba màs sucia y, en general, tenían peores intenciones y hacían gala de una pésima educación . Muchas veces habría estado en verdaderos apuros de no ser por mi fuerza y velocidad sobrehumanas. De modo que tuve unas cuantas sorpresas puesto que todo era diferente y nuevo en este lugar, nuevos y extraños olores y sabores intoxicaban mis sentidos, pero ninguno me hacia olvidar la sed que cada vez me apremiaba con mas urgencia y hacia que cada transeúnte fuera una tentación.
En una de aquellas ocasiones corrì desesperada a uno de los tantos callejones oscuros de aquella cuidad, para apartarme de la gente. No quería sucumbir tan fácilmente a traicionar mi convicción de no beber sangre humana, pero si era inevitable preferìa que fuera sin llamar la atención.
Gracias al cielo el lugar estaba desolado a esa hora, sòlo visitado por sinumero de plagas asquerosas, moscas revoloteando por olores nauseabundos, insectos rastreros y roedores malolientes que salian de las alcantarillas.
Si n pensarlo demasiado atrape con facilidad a dos de ellos, para aliviar un poco la quemazón de garganta, el tibio liquido resbalaba por ella, cuando una voz a mi lado me puso a la defensiva.

-Comer ratas es insalubre ,además de asqueroso para una señorita!!-decia un hombre apoyado en la acera con rostro burlòn y acento extraño.
Le mostrè los dientes en señal de advertencia.
Por su olor y arrogancia sabia que era uno de mi especie.

-Mi nombre es Gabriel Guzmàn de Fèrez para serviros!! Y usted es?-preguntaba al ver que aùn lo miraba con desconfianza.

En este vampiro encontrè un gran mentor y amigo, me enseño tantas cosas increíbles. Gabriel había sido convertido hacia unos siglos atrás y aunque no compartía mi dieta alimenticia, me apoyaba. Fuimos juntos a la universidad de la Sorbona, y viajamos por toda Europa buscando a mi asesino pero el destino era misterioso y juega con nosotros. Al visitar a isla de Tenerife Gabriel supo que todas sus ideas un tanto cìnicas y pesimistas, acerca de los sentimientos humanos quedarían atrapadas en su boca, ya que al conocer a la que fue dueña de su corazón las botaba a la basura. Sentì envidia por vez primera por que yo quería encontrar algo asì para mi. Con mi querido Gabriel mi relación siempre fue de amistad. Una amistad intensa y sincera, que nunca fue, para ninguno de los dos nada màs. Tal vez al principio nos planteamos que podría acabar en otra cosa pero màs por asumir el rol tradicional de lo que se supone que son dos vampiros que viajan juntos , que por una atracción física concreta.

Luego vimos que era absurdo, dada nuestra condición de vampiros, andar preocupados por cosas asi y fuimos lo que quisimos ser: Grandes amigos. De hecho fui yo quien le presento a la que acabaría siendo su gran amor…Estudiabamos , y èl además era ayudante de un catedrático de química , en la universidad de la Laguna, en la isla de Tenerife como ya he dicho. Ella era una humana que compartía habitación conmigo en la residencia universitaria de modo que yo tenia que tener cuidado con mi puesta en escena y estar siempre bien alimentada si no quería que la fachada de lo que eramos se viniera abajo. Akoa Pinero, era una chica extremadamente perspicaz lo cual era inconveniente y llegue a preguntarme si no seria mejor eliminarla, pero era tan dulce como discreta y estoy segura de que estas y otras cualidades màs fueron lo que hizo a mi amigo enamorarse perdidamente de ella. Veìa a mi amigo tan feliz y entusiasmado, que no deseaba empañarle su momento, asì que me despedí de èl por que sentía que ese ya no era mi lugar y decidida volvì, después de muchos años a Amèrica.

Las cosas al ser inmortal te pasan de lado, los años, las modas, los adelantos científicos y tecnológicos, las guerras y los gobiernos.
Me hallaba en una revuelta estudiantil, màs por curiosidad que por convicción.
Los cientos de muchachos pidiendo a gritos una libertad de expresión, y el “no” a la absurda guerra, no era nada nuevo bajo el sol, pero sabia que algo en ese dìa cambiaria mi vida.
El inconfundible olor a vampiro alertaba mis sentidos, no quería que ningún niño fuera herido, pero tampoco quería ser descubierta asi que, sigilosa, empece a buscar a mi presa. Eran dos.
Dos mujeres bailando entre los humanos, trataban de camuflajearse entre ellos, y si no hubiera sido por que soy vampiro, lo hubieran conseguido. Cuando se percataron de mi presencia una de ellas se acerco a mì sin inmutarse, mientras que la otra tomaba entre sus manos su sostén y lo quemaba en una fogata.
De cerca pude apreciar que sus ojos eran dorados como los mìos, por lo que quise confiar que ellas al igual que yo, solo estaban ahí para observar, no para alimentarse.

-Hola, me llamo Alexa..y èsa loca que esta alla es Coka!!...¿te nos unes?...





Sueños de Sangre
Por
Alexa Cullen


Pesadilla
Capítulo 2




“Esa noche mientras veía horrorizada al ser que tenía frente a mi, había pensado que moriría sin llegar a realizar mis sueños infantiles, sin saber que mi pesadilla sólo estaba a punto de comenzar.

—Laurent Perrault,— Continuó él. —Para servios señorita—.

—Por favor señor—. Pedí asustada. —Tome lo que quiera pero no le diga a mis padres, se lo suplico—.

—Hhaaa—. Suspiró él. —Nada como la mojigatería de la burguesia.
¿Acaso le temes más a lo que dirán los idiotas de tus padres a tener frente a ti un vampiro sediento?
¿Qué es lo que le enseñas a las niñas en los conventos en estos días?—.


Me contempló entonces de pies a cabeza y sentí la sangre subiendo hasta mi rostro mientras trababa de cubrir la desnudez de mi cuerpo con las manos.

Abrió su boca como si fuera a decir algo pero se limitó a cerrar sus puños, estaba visiblemente perturbado, me contempló otro segundo hasta que habló.

—Perdóname—. Entonces dio media vuelta.

Tomé mi camisola y la pasé rápido por mi cabeza y mis brazos, cayó entonces por mi torso, mis caderas hasta cubrirme.

—Debo reconocer—. Prosiguió él. —que esta noche se ha tornado más interesante de lo que me esperaba y no te preocupes, no tengo intención de delatarte… Para ser sincero, mis intenciones son… otras—.

Volteó nuevamente para contemplarme con una sonrisa.

—Hoy cuando te vi en el mercado te quise de inmediato. No podía esperar hasta el anochecer. No podía esperar hasta que durmieras y así poder entrar por tu ventana para beber de tu sangre—.

Mi cabeza dio vueltas.
Sentí miedo entonces, pero no de mis padres o del que dirán.
Él había dicho que era un vampiro y que además quería beber mi sangre.

Quería huir del destino que mis padres estaban formando para mi, pero la muerte nunca había sido una opción. Yo no quería morir.

—Es todo en ti. Tu olor, tu rostro. La forma en la que te mueves, todo, todo en ti me pareció excitante y te desee al punto de atreverme a mostrarte mi piel para llamar tu atención. Aun cuando me expuse a otros.
Nunca nadie ha podido resistirse a mí. ¡Nadie!.
Pero tú, una simple niña ha dudado frente a mí como si supieras que yo era peligroso, como si adivinaras mi naturaleza malvada.
Entonces llegó tu madre y yo me tuve que conformar con una sucia prostituta llena de piojos.
Pero su sangre no calmó mi sed, no era ella a quien quería saborear y entonces seguí la estela de tu olor.
Cuando apagaste la vela trepé a tu ventana pero nunca esperé verte así, desnuda, recostada en tu cama y además acariciándote de esa forma—.

El rubor volvió a mi rostro y bajé los ojos, de pronto la muerte ya no me parecía tan mala idea.

Comenzó a caminar hacia mí nuevamente.

Sentí como su presencia me envolvía.
Traté de retroceder, sabía muy bien que debía hacerlo pero simplemente no podía.
Mi cerebro era inundado por estímulos que eran demasiado para el.
Su silueta acechándome, su voz rompiendo toda lucidez.
Quería que se aproximara, quería que me tomara entre sus brazos nuevamente, quería entregarme a él.
Ya no era dueña de mi cuerpo, un sopor incontrolable me dominaba.
Sin embargo la misma sensación de alerta experimentada esa tarde me despertó levemente.
Era imperante que recuperara el control sobre mi persona, no podía dejar que él se apoderara de mí, el disfraz de ángel exótico no debía nublar mi razón.
No era un príncipe encantado, era un ser terrible, un monstruo asesino que se disponía a poseerme.

Logré retroceder y Laurent se detuvo.

—¡Impresionante!.
Lo vuelves a hacer.
No tengas temor querida mía, no tienes que temer. Puedo mostrarte tantas cosas, cosas que tú jamás haz soñado…—

Mis oídos comenzaron a zumbar hasta que me fue imposible seguir escuchando sus embaucadoras palabras.
Todo mi interior trataba de luchar, no se rendía.
Mi instinto se negaba a claudicar, a ceder mientras que él avanzaba hacia mi.

Sentí sudor frío bañando mi cuerpo al mismo tiempo que mis piernas no lograron seguir soportando el peso de mi humanidad y advertí como me desmayaba lentamente.
Laurent me sostuvo en sus brazos justo antes de que mi cabeza se azotara contra el suelo..

No podía mantener los ojos abiertos, languidecía en brazos de ese ser divino pero peligroso para mi… para cualquiera.

—No quiero morir—. Logré decir antes de desvanecerme por completo.

No recuerdo cuanto tiempo transcurrió pero volví a ser consiente de su presencia, sin embargo no sabía bien donde estábamos.
Le veía brillar bajo los rayos del sol con sus manos hacia mí, llamándome, murmurando mí nombre.

Su voz acariciaba mi cuello y me susurraba al oído.
Gemí ante el placer que eso me producía.

Miré hacia atrás preocupada, pero estábamos solos, no había nadie que me detuviera, que me impidiera seguir su llamado.
Yo quería tocar sus heladas manos y contemplarle de cerca mientras brillaba bajo el sol del mediodía.
Caminé hacia él casi segada por su piel, entonces tomó mis manos y me atrajo contra su cuerpo mientras alzaba mi ojos para buscar los suyos.

Sin embargo mis ojos se clavaron en su boca que sonreía grotescamente dejando a la vista todos sus blancos dientes.
Comenzó a reír, suave en un principio pero su risa se trasformó en terribles carcajadas a mandíbula batiente.
De pronto no quise estar ahí y empecé a gritar a luchar contra su agarre pero era inútil Laurent me sostenía por la cintura y no dejaba de reír.

—¡Alexandra!—. Llamó la voz de mi madre.

¡Ella no podía estar ahí, Laurent la mataría si trataba de llevarme!

Su risa paró de inmediato al escuchar a mi madre.
Caí al suelo al ser libre de sus brazos y pude ver mientras mis rodillas tocaban el piso como se abalanzaba sobre ella.

—¡Detente, no la mates! —..

Era demasiado tarde y Laurent me miraba ahora con el rostro lleno de sangre mientras el cuerpo de mi madre yacía a sus pies.

—¡Monstruo, asesino!—. Volví a gritar

Él se limitó a limpiar la boca con el puño lleno de encajes de su camisa y caminó hacia mi.

—¡Te odio, te odio!—. Dije mientras me tomaba por los hombros y me obligaba a ponerme en pié.

Me moví frenéticamente, no quería que me tocara. Había matado a mi madre y yo seguramente compartiría su suerte…


—Alexandra… Alexandra. Despierta, despierta por favor—. Decía ella mientras me sacudía por los hombros.

Abrí mis ojos entonces para ver a mis padres reclinados sobre mi cama mirándome con los rostros llenos de preocupación.

Me senté asustada y preocupada al verlos en mi habitación.
Ellos no podían estar ahí, Laurent había dicho que los mataría.

—¡Por dios del cielo mujer!—. Le decía mi padre. —¿Es que no has podido despertar antes a la muchacha?
¡En unos cuantos momentos los vecinos vendrán a llamar a la puerta por los gritos que esta niña esta lanzando! —

Sonó entonces la puerta en el primer piso y mi padre se alejó lanzando maldiciones al cielo.

Busqué por todos lados con mí vista a mi tenebroso visitante pero no había rastro de él, tal vez sólo, un poco de su fragancia en el aire.

—Por favor Alexandra—. Se quejó mi madre. ¿Que te ha pasado por amor de dios? No comiences a llamar la atención niña ahora que con tu padre te hemos conseguido un muy buen partido para ti.

Tendrás todo lo has querido hija mía, serás muy feliz—.

¿Podía ser posible?
Nada había cambiado, mi madre me hablaba sobre mi supuesto matrimonio.
¿Como podía ser un día normal después de lo sucedido anoche? ¿Y como era posible que yo y ellos estuviéramos vivos?

No podía ser, yo le había visto ahí, parado en medio de mi dormitorio.
Un vampiro me había visitado la noche anterior, pero por alguna extraña razón yo estaba viva y aparentemente sin un solo rasguño.

Tanteé mi cuerpo para comprobar que todo estuviera en su lugar correcto, pero no tenía dolor alguno, nada me molestaba, por el contrarío sentía una extraña sensación de bienestar.

Mi madre me observó preocupada nuevamente.

—¿Pero será posible que estés enferma? — Tocó mi frente y me ordenó que sacara la lengua. —Será mejor que este día te quedes en cama, no sería bueno que te enfermaras. No ahora—.

¡Pero que estúpida había sido! ¿Acaso alguien podría sobrevivir a un encuentro con un vampiro?
¿Existían siquiera?
Seguramente mi mente me estaba jugando malas pasadas, seguramente mi conciencia me ordenaba que pidiera perdón y dejaras mis malas practicas.
Debía ir a la iglesia prender un par de velas y rezar otros tantos ave maría.

—Ya no eres una niña hija querida—. Continuó mi madre. — , hace un año que dejaste el convento y muchos jóvenes hombres han solicitado tu mano.
Anoche hemos hablado con los Lu Vua y ellos están muy contentos con el acuerdo al cual hemos llegado.

Estarán comprometidos los dos años correspondientes y luego tú serás la señora Alexandra de Lu Vua. ¿No es magnifico, hija mía?

Ellos pretenden ampliar su negocio por todo el país y nosotros seremos sus socios capitalistas, todos estamos muy contentos—.

Claro, todos menos yo.

—Pero madre, yo ni siquiera le conozco bien y además no me gust….—

—No te preocupes hija querida, con el tiempo todo termina encontrándose bello y hermoso. Sobre todo cuando puedas acceder a todo lo que una mujer pueda querer.
Ellos tienen un prospero negocio, el señor Lu Vua fue panadero del Rey y su hijo seguirá sus pasos—.

Entonces se marchó dejándome sola.
Me abracé a mi misma sintiendo el frió de un futuro no deseado.
¿Acaso no habría sido mas fácil morir esa noche en brazos de ese extraño ser?

Pero estaba segura que todo había sido un sueño. ¿Que más podría ser si aun vivía, respiraba y se me obligaría a casarme con un hombre que verdaderamente me resultaba indiferente en todos los aspectos?

No sabría nunca lo que es amar, lo que es la verdadera pasión.
Solo tendría ese sueño misterioso que me haría compañía por el resto de mi vida recordándome todo lo que podría ser, lo que podría sentir… "


Aquella necesidad a flor de piel era la misma que sentía en ese momento mientras contemplaba al muchacho….

Si tan sólo lograra olvidarme de Laurent, estaba segura que mi cuerpo no sentiría la necesidad que experimentaba en ese momento. Pero había sido mi creador, mi mentor por muchos, por demasiados años.
No había sido el mejor de los maestros ya que por todos los medios había tratado que adoptara su estilo de vida.

Recordaba un tiempo en particular en el que se había atrevido a encerrarme en el sótano putrefacto de una mansión señorial en la región de La Loire donde nos habíamos instalado luego de que él acabara con todos sus habitantes.
Demasiado tarde había llegado y no logré detener su cruel masacre.
Le enfrente, prometí que le abandonaría, ¿Cuántas veces le había dicho lo mismo? Ya no lo recordaba.
Me encerró. Yo había dejado atrás mi primer año en esta nueva existencia y él volvía entonces a ser el vampiro más fuerte, mientras que yo comenzaba a comprender la verdad sobre mi monstruosa naturaleza.

Aquella fue la primera vez que le odié.
No fue nada en comparación con el que llegué a experimentar ahí encerrada en ese oscuro lugar; pero también fue la primera vez que comprendí que tendría una alternativa y también fue el lugar en el cual descubrí mi verdadera debilidad.

Había logrado llevar una existencia libre de sangre humana. Eso era algo que podía elegir, que podía controlar.
Sin embargo un hambre igual de latente vivía en mí y esa no se podía sustituir.

Salté a tierra procurando que los rayos de sol no tocaran esta vez mi piel.
Me incliné sobre el cuerpo dormido del excursionista y rocé su piel. Era tan exquisito sentir aquel calor perdido por mi piel hace tantos años ya.

“Si tan sólo no me encontrara en Forks…”. Pensé.

No nos hacía falta que la gente comenzara a alarmarse por las extrañas desapariciones que sufrían los hombres jóvenes del pueblo.

La noticia captaba el interés de los medios de comunicación locales y los rumores sobre una extraña mujer que vagaba por las calles al asecho de hombres solos, inquietaban a las humanas preocupadas por sus parejas.
Pero los hombres no se quejaban y no levantaban cargos contra nadie en específico, se sentían abrumados por el placer que la mujer les había proporcionado y no negaban la esperanza de volver a toparse con ella cuando quisiera.

Era increíble que ninguno de ellos lograra dar alguna descripción del rostro de la mujer ya que ella escogía lugares oscuros y abandonados para atacar sexualmente… Todo esto según el reporte de la policía, claro esta…

Entonces mis hermanas se molestaban.
Ellas no comprendían, no era admisible que yo actuara de esa forma, aunque la hipócrita de Coka no dudaba ni un poco cuando alguno de los maestros de Kokoro llamaban su atención.
Entonces debíamos mudarnos… otra vez.

Varias semanas llevaba sometida a esa maldita dieta de abstinencia y el fuego en mi cuerpo era más intenso que el que sentía en mi garganta por la falta de alimento.

Tiré el celular y el GPS sobre el excursionista y rápidamente me desvanecí antes que se despertará asustado por el impacto de los objetos contra su pecho.

Mi hambre no sería saciada ese día.



Triangulo Inmortal
Por Coka

El encantador de mentes
Cápítulo 2


Muchas veces volví en distintos tiempos y épocas al lugar donde nos distanciamos, pero fue en vano, nunca pude encontrarle, por más que pregunte una y otra vez por él. En un principio no fue seguro acercarse al territorio porque podían estar esperándome por ahí agazapados los que nos habían atacado, yo era la otra mitad del botín que habían perdido, y conocía muy bien sus crueles prácticas con los de mi especie.

Pero por más que busque…nada , él no estaba por ningún lado y yo me negaba a creer que Bosco ya no existía, no conocía a muchos de nuestra especie pero sabía lo imposible de poner fin a nuestra vida (si era eso lo que hacíamos). Pase por tiempos muy crudos porque para una de nosotros no era muy seguro pulular por ahí sin compañía, aparte de las amenazas externas estaban las internas con seres de nuestra misma raza.

¿Quién eres tú?- Me dijo uno de ellos en una calle Inglesa cerca del año 1900 en eso entonces el nuevo siglo estaba a punto de llegar en Inglaterra y “Jack el destripador” hacia de las suyas por las calles de Londres.

Me llamo Claudia- Le conteste un poco atemorizada, lo había identificado nada más entrar en el mercado, tenía ese típico aroma que expelen los de mi raza que son “carnívoros”, era tan fuerte que se sentía desde la estación de trenes.

¿Que hace por aquí una bella chica?- Me dijo mientras me cogía de la cintura de manera muy atrevida.

Suélteme, yo apenas le conozco- Le dije apartándome rápidamente de su lado

Se volvió acercar tan velozmente que ni me percate cuando estaba frente a mis ojos casi rozándome, conociendo claramente que esto me atemorizaba, me tomo del pelo para olerme detenidamente.

-Hueles a gloria niña, ¿Qué edad tienes?¿porque hueles de manera tan suave?

-Casi 2 siglos- le respondí rápidamente

-Que edad tenias cuando te convirtieron?- Me pregunto muy intrigado mientras me miraba muy lívidamente de arriba abajo.

-Casi 18, porque?-le pregunte asustada.

-Pues debe haber sido un maldito el que se atrevió a convertirte tan niña- Me dijo muy groseramente

-No era ningún maldito, era mi esposo y le amaba, ahora tenga el favor de quitarse de mi camino- le dije desafiándolo con un largo paso en su dirección.

Él me tomo del brazo y me acerco fuertemente en su dirección, cogiendo mi cuello y besándome apasionadamente mientras me mantenía inmovilizada y yo caí presa de su hechizo, de sus ojos, de ese perfume a sangre humana que me volvía loca.

-Agradece que no es una callejuela porque te desnudaría aquí mismo, esos ojos me dicen que estas deseándolo ¿no?- Se rio mientras me miraba directo a los ojos

-Suéltame inmediatamente, mi marido te matara- le grite furiosa

-Se que estás sola, él está muerto, lo puedo leer en tu pensamiento.

- Lo puedes leer?, como haces eso?- le dije sin dejar de mirarle.

-¿No lo sé?, solo lo hago, ¿Te vienes conmigo?- me dijo casi rozándome los labios

-¿Donde?- Le respondí hipnotizada

- ¿En serio no sabes?, A donde crees tú?, por lo pronto a mi casa- mientras decía eso me tomaba del brazo y me arrastraba con él.

Yo no entendía porque lo seguía sin luchar, estaba completamente embrujada por este hombre tan guapo y tan avasallador, avanzamos por calles interminables hasta que al final de un corredor muy estrecho, encontramos su casa, una mansión magistral, nos abrió un señor viejísimo que lo llamo “amo”, él me guio directo a su alcoba y antes que terminara de cruzar el umbral de un zarpazo me saco toda la ropa y me llevo sin tocar el suelo hasta su cama.

Fueron días caóticos los que transcurrieron después de este suceso, yo no entendía porque seguía allí, pero allí seguía. Este hombre me amaba con una fiereza loca como si estuviera sediento pero de mi carne, y yo estaba a gusto con la situación.

Pasaron los días, no sé cuantos en verdad y se empezó a apoderar de mí la sed, yo estaba totalmente intrigada con este extraño compañero que parecía no tener la sed , a pesar de los días y días que pasaba sin moverse de mi lado. Cuando la sed ya fue irresistible se lo dije, debía irme de lo contrario moriría de hambre.
Imposible, es muy peligroso que camines sola por allí, traeré a alguien para zacear tu sed, tú quédate aquí – dijo muy seguro de la situación.


¿Que vas a traer qué?- respondí

Te voy a traer a alguien para que puedas alimentarte, ¿no es ese tu problema?-Me dijo
¡No me voy a alimentar de nadie!, ¡no soy una asesina!, lo sabías antes de conocerme- le dije muy molesta.

Bueno pues es momento de cambiar tus costumbres niña si quieres seguir a mi lado, no te veré chupar ratas ni pájaros toda la vida, no es muy sexy de tu parte- dijo mientras se me acercaba tomándome de la nuca y mirándome fijamente.
Esos momentos fueron eternos, estaba completamente hechizada, en ese momento caí en un profundo sueño y cuando desperté estaba encerrada en la habitación con doble cerrojo. Empecé a gritar como una loca sin que nadie respondiera, grite durante horas y nadie respondió. A eso de las tres de la mañana la puerta se abrió sola.

-¿Eres tú?- pregunte enfurecida y hambrienta.

-No señorita soy Augusto el mayordomo del amo- me dijo una voz temblorosa

-Váyase, escape, mientras puede- me dijo con una voz muy asustada.

-¿Pero porque me liberas?- le pregunte

-Porque él la trajo a esta casa con engaños, el es un vampiro que posee muchos dones y uno de ellos es dominar la mente, el la puede leer a usted como un papel, aunque creo que esta vez de verdad le importa, de todas maneras tarde o temprano acabara con usted como lo ha hecho siempre desde que estoy a su servicio hace mas de 1000 años- dijo y se dio media vuelta.

-¡Váyase, ahora!-me grito mientras cerraba la ultima puerta del pasillo.

La verdad quería irme pero no entendía por qué no lo hacía tal vez ese viejo vampiro tenía razón y estaba bajo un efecto hipnótico, aunque podía decir que estaba estúpidamente involucrada con este hombre, que salvo nuestras maratónicas sesiones nocturna no le conocía nada de nada. Decidí irme solo por la voluntad de no dejarme dominar por nadie, Salí de la casa y corrí lo más rápido que pude en dirección al bosque donde me alimente y sacie después de atacar a varios conejos y un par de pájaros. Ya me estaba marchando del lugar cuando justo detrás de mi apareció él, mi recién estrenado ex novio.

-A donde crees que vas?- me dijo con una cara bastante molesta.- ¿Es que no te ha gustado mi hospitalidad?

-No, solo he decidido irme-le dije evitando mirarle a los ojos.

-¡Tú te irás cuando yo lo ordene!-Me grito ahora sí, furioso-¿Ese viejo estúpido te contó mi secreto no?, debí matarlo hace mucho!- ya se había percatado que no lo miraba a los ojos.

-Mira déjalo así, de verdad, lo pasamos bien, pero ahora debo irme, estoy en busca de mi marido y no parare hasta encontrarlo-le dije intentando ser lo más convincente posible.

-¿Pues no parecías tan desesperada por encontrarle los días pasados mientras te tomaba una y otra vez, no?, yo diría que te la pasaste como nunca, te vi gozar como una loca.-me dijo burlona pero secamente

-¡En fin dejémoslo ya!-dije seria, pero con mucho miedo, sabía que él podía percibirlo.

-Mira tú búsqueda acabo, Bosco tu marido hoy es ceniza en la acequia de a alguna calle por ahí, lo agarraron y lo quemaron esa misma noche, por lo que no lo busques mas, él ya no existe!-me dijo tomándome del brazo muy fuerte.

-Cada noche, cuando salgo de caza y encuentro a esas mujerzuelas ofreciéndose por la calle, en lo único que pienso es en descuartizarlas trocito a trocito, por que se que ha algún hombre le rompieron el corazón, y luego cuando te vi, quise pensar que eras distinta, tu manera de sonreír, de caminar, de oler, creí que eras un ángel y que venias a redimirme, ¡pero no!, eres igual a todas y morirás como todas- me dijo mientras se abalanzo hacia mí y me estrello contra un árbol mientras me cogía por el cuello.

-¿Eres tu Jack?, ¿el Jack del que todos hablan y nadie puede encontrar?, ¿el que destripa mujeres por las noches? ¿Tu el que las está matando?- le dije aterrorizada.

-¡Si soy yo y ahora morirás como esas perras malditas!-Me dijo con espuma en la boca totalmente fuera de sí.

-Cerré los ojos y pensé en Bosco, para tener paz ese último minuto que me quedaba,

-¡Deberías calmarte Jack! Ya has causado muchos problemas por aquí con tu proceder- Dijo una voz muy suave justo detrás de nosotros

-Si al parecer te has descontrolado un poquito- Dijo un hombre alto y fornido que acompañaba a una chica de no más de 15 años, menudita y rubia, ambos eran de nuestra especie.

-Jane y Félix, que hacen por aquí-Le contesto un asustado Jack…




Aullando a la Luna
Por Kokoro Black

Seguir mi Camino
Capítulo 2


Tengo que irme y ser quien soy. Simplemente no pertenezco aquí, espero que lo entiendas.
Quizás algún día encontraremos nuestro lugar en el mundo, pero hasta ese entonces…
Tengo que seguir mi camino.
Gotta go my own way – Vanessa Hudges & Zac Efron.
--


¿Estas enojada?
No estaba enojada. No, que va… solo quería comer galletitas y jugar a la casita con mi familia… ¡Por supuesto que estaba enojada! Volví a ver a Coka y sentí unas inmensas ganas de abrirle el estomago y sacarle las tripas. ¿Qué clase de pregunta era esa de que si estaba enojada?

— ¿¡Se puede saber por qué rayos nadie me había dicho que era una licántropa!? ¡Dios! ¡Ni siquiera sé si existe el término: licántropa!

—Kokoro—intervino Alexa. —Nosotras tampoco lo sabíamos. ¿Cómo se supone que sabríamos algo acerca de que eres una loba? Dile algo Carla.
Volteé a ver a mi Carla y ella –que había estado como estatua- se animó a mirarme a los ojos.

—Sólo puedo decir que me da gusto que esté bien.
Mi corazón se oprimió. Había vagado sola por casi una semana desde mi conversión. Estaba aturdida y necesitaba huir por un momento. Como era de esperarse, mi familia me buscó con locura hasta dar con mi paradero en Palm Spring, cercas de San Diego. Mi Carla probablemente había estado preocupada.

—Miren… esto es totalmente extraño. Según los cuentos y las películas, ustedes y yo somos enemigos naturales.

—Sabes que no somos tus enemigos. —se apresuró en contestar Carla. — Tú eres como nuestra hija. Jamás te haríamos daño.

—Ni yo a ustedes. Pero necesito respuestas. No puede ser que de la noche a la mañana me convierta en loba así como así. Debe de haber un motivo…

—Y lo hay.
Coka y Alexa voltearon a ver a Carla confundidas. Su reacción no era muy diferente a la mía.

—Tú… lo sabías. — musité sin voz. Había sido traicionada por mi propia madre.

—No exactamente. No pensé que te convertirías en una loba. Pero si conozco tus raíces.

—Quileute… —susurré.

— ¿Recuerdas la leyenda que te contaba cuando niña?

—Los hombres que se convertían en lobo…

—Sí. —Carla se removió un poco incomoda y dio un paso hacía mi. Las dos arrugamos la nariz.

—Apestas.

—Pues tú no hueles precisamente a rosas— musitó mi Carla en un intento de sonrisa que no llegó a sus ojos. Volteó con Alexa y con Coka y les lanzó una mirada furtiva. Ellas se limitaron a asentir y se marcharon. —Tú y yo tenemos que hablar.
Asentí y me senté en un tronco. Me sentía rara. Mi cabello estaba desmarañado, mis ropas desaliñadas y prácticamente destrozadas. Había destruido varias camisetas y blusas en el proceso de “entrar en fase”, ahora primero me desnudaba antes de hacerlo. Pero no era debido a mi apariencia por lo que me sentía así, si no porque sentía que lo que iba a escuchar cambiaria mi vida… para siempre.

—Hablemos.
El marfileño rostro de mi Carla se tensó un poco. Y después como que se relajó y dejó salir el aire que -no me había dado cuenta- había acumulado sin necesidad en sus pulmones.

—Desciendes de una familia de metaformos…

— ¿Desciendo? ¿Eso significa que sabes quién es mi familia?

—Podría decirse que sí.
Empecé a ver todo rojo. El coraje me invadió por entero y tuve que controlarme a sobremanera para no entrar en fase y echármele encima a mi Carla.

— ¿Qué fregados significa el: “podría decirse que si”? Tú sabes cuánto anhelaba saber algo de mi pasado. Cuanto me despreciaba a mi misma al creerme sin origen. Sí, me dijiste que era Quileute, ¿pero eso qué? Quiero respuestas… las necesito.

—Te contare una historia Kokoro, no creo que te guste mucho y no quiero que nos catalogues a todos iguales…

— ¿A todos?

—A los vampiros.
Mi piel se erizó y saqué a relucir mis dientes ante una reacción que me fue imposible evitar. Mi Carla se encogió un poco y su rostro abatido me contempló unos segundos antes de continuar.

—Yo venía llegando de mi viaje de oriente. Había ido sola porque necesitaba un tiempo para mí. A pesar de tener a Coka y a Alexa me sentía extremadamente sola. Quería pensar… un tiempo para encontrarme y encontrarle sentido a esta existencia. Pues había quedado de encontrarme con mis hermanas en Forks, un pueblo en la península de Olympic en donde llueve constantemente y era perfecto para andar a la luz del día. Sólo que… no duramos ni una semana ahí.

—Supongo que eso tiene que ver conmigo ¿verdad?

—Sí. El mismísimo día de mi regreso a los Estados unidos, vagaba por los bosques cuando me encontré una escena fuera de lo normal. Una hermosa mujer de piel blanca corría junto a un hombre de tez morena. Cargaban a un bebe en brazos y aprecian huir aterrados. Quise acercarme a ayudarlos. Pero estaban heridos y su sangre me llamaba. No quería cometer una locura así que mantuve mi distancia. Cuando menos me di cuenta el hombre había desaparecido. Si yo no había sido capaz de verlo, sólo podía significar que otro vampiro estaba en escena.
Me dejé caer al suelo aturdida. Mis padres habían sido asesinados… por vampiros. El aire me faltó y sentí que el cielo se me venia encima.

—Sé cómo debe de sonar esto Kokoro pero… sí. El primero en morir fue tu padre. Seguí a tu madre y la escuché llorar histérica. Estaba muy herida y no podía correr más, pero te tenía tan aferrada a su pecho... parecía tan fuerte aunque se estuviera desmoronando. No pude evitar acercarme y ella me vio. Fue un momento extraño e incomodo. Pensé que gritaría pero en vez de eso me pidió que me acercara. Yo obedecí aguantando la respiración, su sangre olía demasiado bien como para pasarme por desapercibido. —guardo silencio de repente.

— ¿La mataste tú?—pregunté con pánico.

— ¡Oh, no! ¡Claro que no! Te dije que solo cuando era neófita había probado sangre humana y es verdad.
Suspiré aliviada. No hubiera podido soportar que mi Carla hubiera sido la asesina directa de mi madre. Ella retomó la calma y prosiguió:

—Tu madre en agonía, me dijo: Cuida de mi hija… es toda una Quileute. La sangre de los lobos corre por sus venas al igual que la sangre de mi esposo. Es fuerte, no te causara problemas. El frio, está cerca, por favor llévatela dejos. —Se acercó a mí a paso sigiloso. —Te juró que pensé en llevármela, pero su corazón apenas latía y si ella llegaba a verme más de cerca o a tocarme, quizás se hubiera dado cuenta que yo también era una fría…

— ¿Fría?

—Vampira.

—Ah… o sea que tú simplemente llegaste, me tomaste y la dejaste morir…

— ¿Qué querías que hiciera Kokoro? Tu madre no tenía esperanzas. El vampiro probablemente iría a buscarla. Tú eras la que más probabilidades tenía de vivir, además que verte le dio sentido a mi vida. Has sido como mi hija. Juro que te amo como a una.

Empecé a llorar imaginándome la escena. Mi Carla tomándome a toda prisa y corriendo. Dejando atrás a ese despiadado vampiro que se había comido a mi mamá.

—Koko… quise hacer lo mejor para ti. Busque información de los Quileutes por los alrededores de La Push. Sólo pude averiguar antiguas leyendas de que descendían de los lobos. Una vez había oído por ahí que había unos hombres que eran metaformos… hombres y lobos a la vez. Me dio la impresión de que eras descendiente de ellos, pero jamás creí que tú te convertirías en loba.

— ¿Y no consideraste dejarme en La Push? Quizás tenía más familia ahí.

—Sí lo pensé… pero no pude hacerlo. Eras tan hermosa, tan dulce… no pude Kokoro. Eras todo lo que siempre había deseado… una familia, ser madre. Sé que fui egoísta y lo siento. Pero te amo…

—No puedo creerte—chillé con voz ahogada. —Yo no puedo creerte. Quien ama no daña… y tú me has dañado al por mayor.

—No, Kokoro… veo que no conoces nada del amor.

—No. No conozco nada de nada y es por eso que no puedo seguir a su lado. Tengo que irme. — musité antes de darle la espalda.
Ella se acercó a gran velocidad y me agarró del hombro.

—Suéltame. —me zafé de su agarré con facilidad y me regocijé por dentro porque por primera vez, era igual de fuerte que ella. —Necesitas dejarme ir. Yo también tengo mucho que pensar.

—No, Kokoro…

—Tengo que irme. No pertenezco aquí… déjame encontrarme.

—Pero… —Sé que quería decirme algo más. Pero se quedo callada. Dejó salir el aire que tenía acumulado en sus pulmones y me vio a los ojos. —Ve hija mía… ve y espero encuentres lo que buscas.
La miré con lágrimas y mi corazón se oprimió.

—Sólo quiero encontrarme a mi misma. — dije, antes de inevitablemente entrar en fase.
Mi madre me vio maravillada. Ni parecíamos enemigas. Sólo asintió antes de que le diera la espalda y corriera en dirección a la La Push. En dirección a mi origen… en dirección a las respuestas.

***
Correr por el bosque tranquilizaba mis nervios, pero no a mi corazón que latía frenético y adolorido. A punto de estallar… a punto de doblegarme por el sufrimiento. Corrí como jamás creí que podría correr. No sabía si dar gracias o maldecir mi nueva condición. Sólo sabía que mi vida había dado un giro de 360º y estaba demasiado aturdida como para asimilarlo todavía.
Corrí mucho y me permití disfrutar del aire y de la sensación de la maleza en mis pies… mejor dicho patas.
Tardaría en acostúmbrame a esto.
Aullé con melancolía y cascabeleé en mi corrido. Llegué a tierras desconocidas.
Me paré de repente y me dejé caer en el suelo. Cerré los ojos y por un momento… me sentí en paz conmigo misma.


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miércoles, 10 de febrero de 2010

SORPRESA SORPRESA!!

BELLA PVO
Desde que amaneciò este dìa estuvo lleno de sorpresas por que estaba acostumbrada a despertar en los brazos de Edward y sin embargo esta mañana solo quedaba de èl una bella nota acompañada de una flor que en modo alguno podìa sustituirlo.
"Siento no poder verte despertar,pero en compensaciòn te dejo mi corazòn.Te amo"
Con un impulso natural me lleve al pecho la nota, mientras suspiraba.
Como amaba a ese vampiro!!
Me vestì tras una ràpida ducha y bajè a la cocina donde ya se hayaba mi padre al que besè y dì los buenos dìas mientras me servìa un tazòn de cereales, me puse a comerlos con la mente en otro sitio pero pudè ver que Charlie se encontraba muy nervioso y deduje que el hecho de volver a ver a mi madre lo ponìa en un asituaciòn poco comùn.
Hasta parecìa haber olvidado la broma de ayer, el pobre hombre.
-Y dime Bella ¿la pasaròn bien anoche?-me preguntò
-Si, muy bien, la familia de Edward es encantadora-respondì mientras miraba a mi padre revolverse incòmodo en su asiento.
-Y tengo que ir hoy a la cena fromal?..digo no podriamos ir a algùn lugar màs còmodo como la cafeterìa de La Push..ahi se come bastante bien!!-me dijo mirandome como si pudiera ayudarlo.
Los Cullen habìan preparado especìficamente una reservaciòn en el restaurante màs elegante de Forks y eso no le gustaba demasiado a mi padre que siempre ha querido llevar una vida un tanto austera.
Hubiera deseado sinceramente ayudarlo pero sabìa que discutir con Alice serìa un caso perdido.
-Lo siemto papà, pero ya estàn listas las reservaciones. Ademàs sè que ponerte un traje solo por esta noche, no te harà daño.-le dije cariñosamente dando el tema por zanjado.
Mi padre solo bufò por lo bajo, murmurando entre dientes y levantandose para ir a trabajar tras despedirse de mì.
Al ser hoy fin de semana, no tendrìa que ir a laborar a la escuela, por lo que desidì pornerme a hacer un poco de limpieza en casa. sin embargo Sue Clearwater la tenìa impecable, asì como la ropa de mi padre, de modo que no me tomo mucho tiempo lavar la mìa y recoger un poco las cosas. Entre uno y otro asunto habìa pasado el medio dìa y aùn no habìa ni señal de vida de Edward.
No querìa ser la tìpica chica que atosiga a su novio cada cinco minutos para saber cuando pasara por ella.
Antes de irse a la comisarìa, Charlie me habìa prometido llegar a tiempo de alistarse para ir a cenar y yo sabìa que llevarìa a Sue, pero no podìa saber hasta que punto estarìa de tensa la situaciòn.

La madre y suegra del clan de licàntropos cenando cordialmente con el clan vampiro.
Què pensarìa de todo esto?..¿y que dirìa Jake?...Jake.
Movì la cabeza bruscamente con tal de que desaparecieran de ella los pensamientos que me llenaban de nostalgia por mi amigo.
dolìa que no me quisiera perdonar y que todas las llamadas que le hacia nunca fueran contestadas, eso me partìa el corazòn pero debìa reponerme antes de que alguièn se diera cuenta de que volvìa a estar sumida en la depresiòn de ayer asì que me pusè a pensar en que prepararìa de comer. Estando en eso sonò el timbre de la puerta y al abrirla me encontrè a quien menos podìa esperar.
La sorpresa que me causo dicha visita hizo que no pudiera contener mi pregunta:
-¿Què haces tù aqui?



EDWARD PVO
Sentì vibrar el celular y mire quien era antes de contestar con fastidio.
-Què pasa Alice, què es tan importante que no puedes esperar a una hora màs decente para llamar?-dije entre susurros para no despertar a Bella.
-Edward ahorrate tus sermones sobre la decencia. Te necesito aqui de inmediato, hay alguièn que quiere verte con urgencia.-grito colgando el telèfono.
No deseaba separarme ni un solo instante de mi amada pero la llamada de alice me confundìa asì que me levante extrañando ya la tibieza del cuerpo de Bella y tomè una hoja que se hallaba en su escritorio para dejarle un mensaje con el fin de que no se preocupara de no verme al despertar pero me parecìa tan insignificante que salì rapidamente y me dirigì hacia la espesura del bosque para encontrar lo que querìa.
Al regresar de nuevo a su habitaciòn, deje sobre su almohada mi pequeña ofrenda, depositando un beso en su frente.
Corrì de nuevo a màxima velocidad, sabìa que cuanto màs ràpido llegara a ver que era lo que necesitaba mi hermana, màs pronto estarìa de vuelta al lado de mi pequeña.
Un aroma tan conocido como repulsivo, me avisò quien era el que preguntaba por mi.
-Hola Jacob..¿què puedo hacer por ti?-preguntè de manera cordial al ver que no venìa en son de pelea ya que sus pensamientos eran en sì tranquilos.
-Sabes perfectamente a que vengo..sòlo quiero ver a Bella felìz, y si quedarse con una asquerosa garrapata y convertirse en una es lo que necesita, ¿quièn soy yo para arruinarselo?-contesto con una mueca que parecìa ser una sonrisa mientras desde lejos se escuchaba el grito jubiloso de Alice, a la que ya me podìa imaginar bailoteando por la casa llena de alegrìa.
jacob al oirla, puso los ojos en blanco sonrièndo con màs ganas ahora lo cual me demostraba que era un buen tipo y, sobre todo, un excelente amigo de Bella y por eso no dudè en estrecharle la mano en agradecimiento.
-Bueno, no te vayas a acostumbrar a verme tan de buenas..es solo como tu regalo de bodas, ¿esta bien?-dijo y se alejo para reunirse con su manada que lo esperaba a lo lejos viendo la escena.
cuando me reunì con Alice, casi me derriba debido a la emotividad del abrazo que me dio.
-Ay Edward estoy tan felìz!!..debemos celebrar esto..vayamos a cazar algo...por fis por fis!! -decìa saltando.
Era inùtil tratar de oponerse, y màs cuando toda la familia ya se hallaba reunida con nosotros.
-Vamos hermano...hay que aprovechar los pocos momentos que tendras de solterìa!!-gritaba Emmett palmeando el hombro de Jasper que sonreìa emocionado junto a Esme y Carlisle que nos miraban divertidos, mientras que Rose y Alice ya se estaban adelantando.
"Vamos, debemos darnos prisa si es que queremos regresar antes de la cena Edward!!"
La vocesilla mental de ALice me estaba desesperando, pero debìa admitir que tenìa razòn, necesitaba ir a cazar pero ante todo querìa darme prisa por regresar al lado de Bella.


BELLA PVO
La sorpresa de mi voz no pudo ocultar la rudeza de mis palabras.
Mike Newton estaba parado delante de mi puerta, sonriendo socarronamente.
-Hola Bella, ¿asì es como tratas a tus visitas? y yo que habìa venido hasta aqui para invitarte a dar una vuelta en mi auto nuevo, no todas tienen ese privilegio ¿sabias?-decìa poniendose en pose de galàn frustrado.
-Emm Mike. lo siento mucho, pero no puedo salir contigo ni hoy ni nunca, ¿entendiste?-No querìa ser grosera, pero este hombre me crispaba los nervios.
los ojos del tipo casi se salìan de sus òrbitas por la noticia, al parecer era la primera que lo rechazaba...Dios que privilegio!!!jajaja
-Bueno, es que yo pensè...que tù ..ahora que, bueno..que ya no seriamos colegas..eh tù querrias salir ahora conmigo.-La làstima por Mike no serìa suficiente como para aceptar una salida con un tipo tan nefasto como èl.
-No, Mike..lo siento, pero el ser colegas o no, no harìa que yo saliera contigo..lo siento..y si me disculpas estoy esperando a mi novio, asì que...
-Es el moreno grandote que te llevaba al colegio ¿no?...si te gustan los morenos, bueno yo puedo ir a un buen salòn de bronceado y...

"Este hombre no entendìa razones!!"
Iba a decirle un par de cosas fuera de tono que jamàs dirìa en pùblico, cuando vi que un volvo plateado aparcaba en el jardìn.
el simple hecho de verlo aùn de lejos hacìa que se desbocara mi corazòn.
Estaba tan ensimismada viendo al dueño de mi alma que ni cuenta me di cuando un par de labios reclamaban una respuesta en los mìos..simplemente asqueroso!!
-Newton!! que demonios!!..alejate de mi mujer ahora!! antes de que sea lo ùltimo que hagas en tu patètica vida!!-Rugìa feroz Edward al lado de Mike.

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viernes, 5 de febrero de 2010

Historias de Forks








Oscura Venganza
Por
Carla Cullen



Capítulo 1
¿Mi Muerte?

**Si tu corazón esta hecho de buen acero, entonces sobrevivirás. Si por el contrario es pura escoria, se resquebrajará con el primer golpe, y cuando eso ocurra me colaré dentro de ti y tomaré lo que se me debe**


Este aquelarre del que formo parte, surgió como por suerte del destino..
Nadie hubiera podido imaginar ni en el más loco de los sueños que tres vampiresas con tan distintas como enigmáticas personalidades formáramos una familia, y mucho más ahora que tenemos como nueva integrante de este tan fantástico clan a una licántropa.
La rivalidad entre nuestras especies habría sido suficiente como para que se desatara una brecha entre nosotras; pero muy al contrario; solo nos unió más.
Coka y Alexa son como las hermanas que alguna vez tuve; Coka con la seguridad que la caracteriza, cualquiera se sentiría intimidado por tan hermosa mujer; Alexa..su noble y generoso corazón es sólo equiparable a su indomable espíritu; mientras que Kokoro ha sido desde el momento en que la hallé, como una hija y amiga…Tierna y tenaz, bondadosa y alegre…La verdad no se que fue lo que hice para tener la fortuna de estar con ellas.. Juntas hemos formado una familia singular; nuestras diferentes personalidades han sido la fortaleza que necesita una de la otra, simplemente nos complementamos.
¿Qué como nos encontramos?..Bueno, creo que tendré que empezar a narrar la historia desde el principio….
Nací a finales de 1870, en la ciudad de México Distrito Federal.
Nuestro gobierno aún seguía bajo el poder del General Porfirio Díaz.
Mi familia era de las pocas adineradas de esos tiempos, pero para desgracia de mi padre al solo tener hijas, su fortuna era propiedad de nuestros futuros esposos.
El ser mujer en esos tiempos era no tener mayor valor que una moneda de cambio. La escuela era un privilegio que no podíamos tener; ya que entre mayor preparada estuviera una mujer, mayor era la dificultad para encontrarle un buen y decente marido.
No teníamos ni voz ni voto, por eso cuando mi padre, decidió que al cumplir los 17 años tenía que casarme al ser el ejemplo de mis hermanas: María de los Ángeles y Sofía.
El prospecto que tenía preparado para mí en mi cabeza; gracias a la lectura escondida de mi habitación no era ni remotamente parecida al que mi amado padre había dispuesto.
Fernando de la Torre; hijo de un acaudalado hacendado de la reciente frontera norte del país. Hombre frívolo , prototipo de la moda, pero de carácter seco y amargado para sus años.
-Por lo menos no es un viejo.-me decían mis hermanas en consuelo al verlo.-Ya vez, el que le tocó a la pobre de la prima Concepción , más que su marido parecía su abuelo.
Mis lagrimas y protestas estaban de más; mi padre no accedió a mis súplicas de no casarme con un hombre al que ni conocía ni quería.
La boda fue algo apresurada; ya que mi prometido estaba emocionado con que la recepción fuera en su nueva hacienda, quería estar casado ya, cuando llegara el nuevo embarque que había pedido con nuestro vecino país del Norte.
El cortejo nupcial viajo durante varios días; entre escarpadas montañas y desiertos inclementes.
En un país en el cual se llevaban a cabo todos los días revoluciones, pronunciamientos y sobre todo guerras civiles, religiosas, étnicas, e internacionales, no era buen tiempo para viajar.
El ambiente festivo, no iba conmigo; ya que más que parecer una fiesta para mí, parecía mi juicio de fusilamiento.
Fernando no me amaba; sólo quería ampliar su cuenta bancaria de por sí, jugosa, quizá mejorar su “raza” como él decía al tener hijos de alguien que tenía descendencia franco-española, más que su mestizaje yaqui.
La ceremonia llegó a su fin, dando a conocer a todos que desde ahora en adelante sería la esposa del señor de La Torre. Ahora era su propiedad y le pertenecía como sus tierras y rebaños.
Lagrimas silenciosas inundaban mi alma, esclavizada se hallaba mi voz, sólo escuchaba el barullo de los músicos y algunos gritos de los invitados.
Todo sucedió tan rápido que mis torpes sentidos no pudieron actuar.
La gente corría despavorida, aventando todo lo que estuviera a su paso; por un momento pensé que se trataba de algún grupo insurgente que peleaba nuevamente por el lugar, y que había interrumpido la recepción.
Pero al ver con mayor detalle que en el salón la gente moría, sólo por la mano de tres hombres sin arma alguna, fue lo que me aterrorizo.
Los tres tipos eran de una hermosura casi irreal, al igual que su fuerza sobre humana.
Sus ojos de un extraño y escalofriante tono carmín en sus pupilas hizo que supiera de inmediato que no venían por pleito, sino por placer.
De un momento a otro, se abalanzaron entre los invitados, rompiéndoles el cuello y clavando en ellos sus dientes y afiladas garras.
Pronto todo fue un baño de sangre y gritos.
A lo lejos podía ver a mis padres y hermanas, quise tratar de correr hacia ellos, pero la mano de mi ahora esposo me lo impedía.
-Déjalos, tenemos que huir…ellos distraerán a los vampiros mientras que nosotros escapamos.-Gritaba asustado jalando mi brazo.
Entonces supe que eran ellos..Vampiros.
No podía dejar a mi familia así…siendo aperitivo de seres malignos y sanguinarios.
Forcejee con Fernando para tratar de soltarme.
Nuestra pelea llamó la atención de uno de los asesinos, provocando que soltara a su victima vacía del vital líquido y corriera hacia nosotros.
-Pero que tenemos aquí…el novio y su fragante novia.-Decía con voz educada sonriendo con burla.
-Llévatela…pero déjame vivir..tengo mucho dinero, te daré lo que quieras pero no me mates!!-Suplicaba ridículo Fernando, poniéndome delante de él.
El vampiro soltó una fuerte risotada y dirigiéndose a mí, me dijo;
-Veo que te has encontrado con todo un caballero…mírate poniéndote como un escudo humano ante mí..Simplemente patético!!-Se burlaba.
En ese momento me percaté que el salón se hallaba en silencio, mi mirada fue inconciente hacia mi familia que ahora yacía muerta sobre el frío suelo marmóreo.
Incorporándose de ellos una figura demasiado alta y fornida, dejaba escapar la última gota de sus sangres, sobre sus labios.
Una ira incomprensible fue la que hizo que actuara sin pensar.
Con un grito que me desgarraba el alma , brotó de mi pecho, abalanzándome sobre él.
Sabía que sería inútil luchar contra él, pero en ese instante lo único que deseaba era compartir la misma suerte que mi fallecida familia.
Con una velocidad incomprensible llegó hasta mí, tomándome por el cuello y levantándome hasta quedar a la altura de sus repulsivos ojos.
El aire me faltaba, pero aún así no quería que me viera suplicarle por mi vida.
-Así que te has topado con una “luchadora” Félix… mira que suerte tienes amigo, a mí sólo me tocaron niñitas lloronas!!-se quejaba otro más de los vampiros.
Quería que el desgraciado terminara con esto de una vez por todas.
Por lo que le escupí en el rostro en señal de asco hacia él.
Pensé que eso detonaría su furia, pero sólo conseguí que me mirara con más interés.
Su mirada taladraba.
Cuando casi perdí el sentido por la falta de oxigeno, me dejó caer estrepitosamente al suelo.
Los otros soltaban risotadas en torno a mí.
-Y que vamos a hacer con ella??...Yo opino que la dividamos, pero como al parecer tiene cuentas pendientes con Félix, creo que será él quien decida.-Comentaba irónico el más bajo de los tres.
Me levanté con dificultad, mirando retadoramente al tal Félix.
-Juro, que si no me matas en este instante…no te dejaré vivir en paz, hasta que tenga tu vida en mis manos, y me des lo que me has robado.
Dije con la voz entrecortada aún recuperando el aire.
El tal Félix me traspasaba con su mirada, una sonrisa ladina asomaba por sus labios; pero aún así dio la vuelta ignorándome.
Con un movimiento de cabeza dio a entender que era hora de marcharse, Trasladándose a una velocidad imposible para cualquier ser humano hasta llegar al umbral de la puerta.
Pero el más bajo de los vampiros no pensaba igual, y antes de que pudieran haber salido del desolado salón; me tomo por la cintura y como si fuera a besarme hundió sus colmillos en la frágil piel de mi cuello.
No opuse resistencia, sólo deseaba que fuera la muerte rápida y eficaz. Podía sentir como cada vez mi cuerpo se sentía más y más frío, mis venas cada vez estaban más secas..hasta podía escuchar como latía con cada vez menos fuerza mi corazón.
Y como si de un brumoso y lejano sueño se tratara, escuché extraños rugidos y el estruendoso golpe como de rocas golpeándose a lo lejos.
No veía, ni sentía nada..Sólo frío y oscuridad.
Me hallaba más inconciente que nada cuando un espantoso dolor llegó…el más terrible que hubiera sentido jamás.
Mi cuerpo lo sentía quemarse lenta y tortuosamente.
El dolor recorría mi cuerpo por entero..ni un solo milímetro de éste se pudo salvar de aquella quemazón.
Que si grité?? …Claro que lo hice aunque dudaba que alguien pudiera acudir en mi auxilio, pero sólo podía escuchar el silencio que me acompañaba.
No supe cuanto tiempo pasé en aquel pavoroso tormento…Lo último que fui conciente es que el dolor paró tan repentinamente como empezó.
Y al abrir los ojos, supe que la antigua yo había desaparecido, junto con mi pasado y sueños…Mi vida la habían robado convirtiéndome en lo que más he de odiar…Vampiros.
Sí, ahora soy una de ellos, fuerte y letal..su peor error, por que no descansaré hasta encontrar mi venganza.




Sueños de Sangre
por
Alexa Cullen



Capítulo 1
Una pequeña burguesa


Peligrosamente me había dejado llevar por el exquisito aroma que exudaba cada minúsculo poro del cansado y asustado cuerpo del excursionista que se encontraba perdido desde el día anterior en las profundidades del Olympic National Park.
El miedo que su frágil humanidad sentía en ese momento acentuaba su aroma fascinantemente.
Fue por esta razón que le dejé vagar por horas, jugando ese macabro juego.

“¡Up!” Me dije a mi misma cuando accidentalmente pisé su brújula doce horas antes.
Eso no estaba nada de bien, se suponía que yo era una buena… chica, pero a pesar de eso también le había robado su dispositivo de GPS, el cual estaba en la palma de mi mano a la espera de mi decisión.
Acariciaba el pequeño botón rojo con la yema de mi dedo pulgar aguardando sin saber que hacer.
Sólo haría falta presionar el pequeño botón y el moderno dispositivo emitiría una señal directamente a un satélite, informando de su posición exacta y haciendo posible su rescate.

Le observaba trepada en un árbol, a treinta metros del suelo donde el desdichado muchacho dormía incómodamente.
Poco antes le vi luchar contra el cansancio extremo que él sentía, hasta que exhausto, fatigado, hambriento y abatido perdió la batalla contra el sueño, justo cuando el sol comenzaba a salir entre las montañas mientras que yo le miraba como un águila mira a su presa.

Un rayo de luz se coló entre el espeso follaje y rebotó en mi dura piel, rompiendo en un destello de mil colores.
No retiré inmediatamente mi brazo, lo contemplé un momento.

Recordaba muy bien la primera vez que había visto aquel efecto.
En ese entonces no comprendí lo que realmente estaba viendo.
Lo único que sabía era que aquel resplandor era lo más hermoso que jamás había visto en mi corta vida.

“Supongo que en 1665 la vida en Paris era muy dura para el común de la gente, sin embargo mi padre era un prosperó comerciante maderero y se había convertido en todo un “Burgués” como se le llamaba en esos años.
En nuestra mesa nunca faltaba el pan ni la buena carne y el vino tibio siempre estaba listo para ser bebido.
Nuestra casa era cómoda, con el fuego de la chimenea siempre prendido en invierno y yo podía contemplar la cruda vida parisina desde mi ventana en el segundo piso que daba directamente al barrio de Saint- Antonie.
Vivíamos en el barrio de los artesanos y ebanistas que trabajaban desde hace un par años de manera frenética para complacer al Re, Luis XIV que estaba transformando la cabaña de caza de su padre ubicada en las afueras de Paris en un palacete.
Años después las obras continuarían hasta trasformar la insignificante cabaña en un espectacular palacio, Versalles sería su nombre.
Fue debido a eso que mi padre logró amasar una buena fortuna, negociando con todos ellos que no dudaban en hacer todo lo posible por complacer al taimado y caprichoso monarca.

A mis jóvenes dieciséis años gozaba de una buena vida rodeada siempre de amigas y de jóvenes pretendientes ávidos de ganar atención y por supuesto… la fortuna y el buen negocio de mi padre.

Los domingos solíamos pasear por el barrio del Mercado que colindaba con el maloliente y temible depósito de huesos del cementerio de Los Santos Inocentes.
El lugar era francamente espeluznante lleno de osamentas tiradas y apiladas por todos lados pero eso no impedía que fuera uno de los lugares más importantes de Paris donde por algunas horas los grandes señores, los pordioseros y los miembros de la clase burguesa convivieran algunas horas mientras paseaban por el gran mercado.

Yo tenia muy claro que no era conveniente visitar el lugar cuando el ultimo de los ángelus sonara en los cielos de la ciudad ya que como ratas los malhechores, golfos y todos los parias que permanecían ocultos o interpretando sus papeles de falsos mendigos se sacaban las marcaras y desenfundaban sus cuchillos para robar y violar a todo el que se arriesgase en sus dominios.

Aquel domingo fue la primera vez que le ví.
Estaba oculto en un callejón, nadie deparaba en él ya que era usual ver los zapatos rojos de los grandes señores internándose en las estrechas callejuelas, solicitando a las prostitutas los actos sexuales que las grandes damas se negaban a realizar.

Pero algo me obligó a pegar mi mirada en él.
Un brillo extraño parecía provenir de su mano extendida hacia mí, bajo algunos débiles rayos de sol.
Me alejé de mi madre, la cual compraba algunos artículos de cocina y caminé hacia el extraño hombre que me ofrecía aquel misterioso y encantador brillo.
Sabía muy bien lo que eran, pero jamás había visto uno de cerca y mucho menos jamás había sostenido uno entre mis manos.
A pesar de nuestra más que buena situación económica, los diamantes y las joyas en general sólo eran adquiridas por algunos miembros poderosos de la corte.
Y ahora se me estaban ofreciendo a sólo a unos cuantos pasos, era imposible resistir aquél encantador brillo.

Pero algo me detuvo, repentinamente sentí miedo. Algo me decía que el peligro estaba frente a mi.
Muchas veces mi madre me había hablado de los traficantes de niños y mujeres y de la suerte que corrían todos aquellos que caían en sus garras.
Di un paso atrás mientras el hombre retiraba su mano hacia las sombras nuevamente.

—¿Acaso no quieres ver lo que tengo aquí? —. Me dijo.

Cuando habló, su voz llenó por completo mi cabeza y sentí extrañas campanillas en mis oídos bloqueando todo el ruido a mi alrededor envolviéndome en una mágica burbuja.

Mi pie se movió nuevamente hacia él, extendiendo ahora involuntariamente mi mano hacia adelante.

—¡Alexandra! —. Gritó detrás de mi madre.

En respuesta a su voz giré en medio de un brinco.

—¿¡Que estas haciendo hija, acaso quieres que algo te suceda!?. Por amor de dios, tendremos que buscar pronto un buen partido para ti, ya no estas en edad de vagar como una niña entre la multitud—.

Me tomó por el brazo y me obligó a retirarme.
Mientras nos alejábamos no pude evitar voltearme para contemplar nuevamente el callejón pero en el no vi mas que oscuridad absoluta y me alejé con la fuerte impresión que esa no seria la ultima vez que me encontraría con él”.

El muchacho que dormía unos metros más abajo, recostado junto al árbol, dio media vuelta rodando sobre uno de sus costados y me distrajo de mis recuerdos.
Mi poderosa y entrenada vista me confirmaba una vez más lo hermoso que era.
Le había observado el día anterior mientras miraba desesperadamente hacia un lado y otro al darse cuenta que estaba perdido.
Sus ojos eran de un extraño color verde, tan verde como el musgo que crecía por doquier.

¿Que dirían mis hermanos si llegara con un nuevo compañero?
Sabía muy bien que dirían pero no era por eso que no le haría daño.
En realidad yo no quería un compañero y no quería matarle de todos modos.
No era ese tipo de hambre la que sentía en ese preciso momento.
Era un hambre de sudor, de piel caliente, de besos devoradores, tan… literalmente devoradores como los que él me había dado aquella noche cuando se coló por mi ventana.

“Esa noche había escuchado con la oreja pegada a la puerta la plática que mi madre había sostenido con mi padre.
Palabras como “Edad suficiente”; “Buenas alianzas” y “Provechoso para el negocio” habían sido pronunciadas demasiadas veces. Comprendí entonces que en una familia de comerciantes todo era negociable, inclusive la prole.
Media hora después mi padre se marchó para luego volver con el panadero y su hijo; un joven delgado y con cara de tonto que siempre me miraba con la boca abierta.

Entre esas cuatro confortables paredes, mis padres no eran mejores que los mendigos que vivían bajo Los Santos Osarios en el cementerio de los Santos Inocentes.
Estaba segura que por lo menos ellos no entregaban a sus hijas como garantía de sus alianzas económicas.

Maldije mi suerte, yo no quería casarme, por lo menos no en ese momento y sobre todo no con el idiota del hijo del panadero.

Me recosté sobre mi cama, pensando en todos los hombres que habían en la tierra, seguramente alguno estaba destinado a mi.
Seria alguien exótico y hermoso pero por sobre todas las cosas seria inteligente y me mostraría el mundo completo y todos sus misterios.


Cerré los ojos pensando en mis sueños, hasta que ellos me llevaron al extraño incidente que había ocurrido horas antes.
Abrí mis ojos de golpe, una voz volvía a inundar mi mente acariciando cada célula de mi cuerpo.
Me incorporé para contemplarme en el gran espejo que había en mi ropero y me sorprendí al ver mi rostro súbitamente rojo.
¿Por que sentía un calor intenso quemándome desde adentro cuando recordaba aquella voz?

Apagué la única vela que había en mi habitación y me deshice de mis ropas, contemplando mi cuerpo desnudo. Yo sabía muy bien lo que hacían las mozas en los callejones oscuros.
Una vez había observado como un hombre introducía la mano bajo la falda de una de ellas mientras la mujer alzaba el rostro al cielo y cerraba los ojos.
Al llegar a casa y cuando me encontré sola en mi cuarto, realicé el mismo movimiento que había hecho el hombre y me sorprendí al descubrir el placer que sentía al recorrer mi piel con mis propias manos.
De esta manera había descubierto el placer inocente y me negaba a realizar tales actos con el hijo del panadero. Primero preferiría la muerte antes que dejar que sus torpes manos tocaran mi piel desnuda.

Me recosté en mi cama, soñando con esa extraña voz acariciando mi cuello al mismo tiempo que mis manos descendían por mi vientre buscando mi sexo.
Cerré mis ojos nuevamente mientras me dejaba arrastrar por ese sueño húmedo hasta que sentí de golpe el contacto de una fría mano tapando mi boca.
Estaba segura que había trancado la puerta, además mi madre no era una criatura silenciosa, muy por el contrario.
Traté de gritar presa del pánico pero fue inútil.
Lo que vi al abrir mis ojos me dejo tan helada como la misma mano sobre mi rostro.
Un hombre vestido elegantemente se inclinaba sobre mi.
Aterrada traté de zafarme pero entonces sentí como su cuerpo se instalaba sobre el mío oprimiéndolo suavemente dejándome inmovilizada por completo.

Eso no podía estar sucediéndome, todo el mundo me repudiaría y seguramente ni los golfos de la Corte de los Milagros me recibirían después de enterarse de mis atroces costumbres.
Mi corazón latía tan fuerte que parecía que en cualquier momento se me saldría por la boca.

—Espero que estuvieras pensando en mi. Yo por mi parte no he podido dejar de pensar en ti durante todo el día—.

Su voz volvía a tener el mismo efecto que había tenido horas atrás.
Me sentí mareada y por un momento dejé de luchar, al hacerlo mi respiración se normalizó y fui consiente de la fisonomía que tenia mi agresor además del exquisito aroma que provenía de todo su cuerpo.
Su cabello era oscuro, largo y rizado siguiendo la moda de la corte.
Su piel era de un extraño tono oliváceo pero lo que más me inquietaba eran sus ojos.
Aun sin la claridad de la luz podía ver el extraño color que ellos tenían.
Sabia que debía sentir miedo, mucho miedo pero me encontraba en total trance, poseída por completo por aquel hombre.

—Te he seguido y las horas se me han hecho eternas. Pero la paciencia tiene su recompensa y aquí esta la mía.
Y yo que sólo pretendía espiar por tu ventana, no he podido contenerme al ver lo apetecible de tu estado—.

Su mano seguía tapando mi boca pero de todas formas no había palabras que yo pudiera expresar en ese momento.

—Pero aun no me haz contestado mi pequeña descarada—. Me dijo ahora acercando su boca a mi oído. —¿Estaba pensando en mi o en alguno insípido e insignificante muchacho? —.

Alejó su rostro del mío contemplándome un momento y me dijo:

—Vamos a hacer algo. Yo retiraré mi mano de tu boca pero debes prometer que no gritaras.
Puedo escuchar a tu familia en el piso inferior platicando amenamente sobre tu futuro matrimonio pero si tu gritas no dudaré en matarlos a todos mientras tu observas como lo hago.
¿Esta claro? —.

Moví levemente mi cabeza afirmando y él retiró su mano pero no se movió un solo centímetro.
Yo sentía como el rubor subía nuevamente hacia mi rostro e inútilmente traté de mover mis manos para cubrir mi desnudo cuerpo.

Me miró con una fiera expresión en el rostro y dejé de moverme.

—Estoy esperando tu respuesta—. Dijo él. —Estabas pensando en mi? Por que eso me complacería enormemente—.

Estaba segura que me mataría y que además mataría a mi familia. Tal vez seria lo mejor, mi familia no podría soportar la vergüenza si el resto se enterase de lo sucedido esa noche y haciendo acopio de todo mi valor le mire a los ojos y le contesté.

—Si, estaba pensando en ti” —.

—Entonces será mejor que me presente—. Dijo él separándose de mi y poniéndose de pie para luego realizar una profunda y elegante reverencia. —Mi nombre es Laurent.
Y yo mi querida desvergonzada… Yo soy un vampiro—"






Aullando a la Luna
Por
Kokoro

Capítulo 1
Lo que Soy

Lo que soy es real, soy exactamente la que debo ser hoy.
Deja que la luz, brille en mí.
Ahora si sé quién soy, no hay manera de ocultar lo que siempre he querido ser…
Lo que soy.
Lo que soy – Demi Lovato.
Volteé y miré por debajo de las escaleras, a mi extraña y particular familia:
Alexa, Coka y mi Carla.
A veces no entendía como una simple mortal como yo podía vivir con tres vampiresas tan hermosas como ellas, pero así había sido mi suerte.
Me había cuestionado un millón de veces, si debían morderme y por fin ser como ellas. Pero las opiniones respecto a mi conversión diferían. Carla se había rehusado a que llevara una existencia como vampiresa. Mientras que por otro lado Coka, era más de la idea de convertirme. Alexa era neutral en ese tema, decía que cuando tuviera la madurez para entenderlo... yo tomaría la decisión.
Pero juro que a veces sentía que no había nada que pensar. El sólo recordar mi patética vida, me daba las pautas para ir y rogarles por una nueva existencia.
No se quienes son mis padres. Los muy infelices me habían abandonado a mi suerte por ahí, en algún rincón de la península de Olympic, en el oeste del estado de Washington. Realmente no estaba segura de eso, pero no podía impórtame menos.
Nada en mi era como debía de ser. Mi cumpleaños lo celebrábamos cada 29 de octubre, que fue el día en que mi Carla me había encontrado.
Ella me contó que cuando me vio, un instinto maternal despertó en ella. Y al ver que estaba sola y abandonada como un perro, decidió hacerme parte de su vida. Mi nombre: Kokoro, se lo debo a ella.
¿Qué clase de nombre es Kokoro? Muchas veces me había reído de mi propio nombre, pero mi Carla, siempre decía que era el nombre perfecto para mí. Kokoro significa corazón en japonés. Y yo en secreto lo amaba.
“Mi familia” era lo único realmente valioso para mí. Mi Carla, era lo más cercano a una mamá, de hecho yo así la consideraba. Y más la amaba cuando recordaba cómo me cantaba canciones y me contaba leyendas de la tribu nativo americana de la que se supone que yo provengo.
—Mamita Carla.
—Dime, mi Kokoro.
— ¿No me vas a contar otra historia Kiluite?
Carla sonrió tiernamente y se sentó en mi cama. A mis 8 años tenía muchas ansias del mundo y muchas más ansias por mis historias para dormir.
—Es: Qui-leu-te.
—Por eso Ki-lui-tte.—remarqué bien segura de mí misma.
Carla rodó sus ojos y volvió a sonreírme.
—Es importante que sepas bien de dónde vienes, es probable que lo necesites en un futuro.
—¿Por qué?
—Porque… quizás algún día quieras volver a tu casa.
—Pero mi casa es contigo… y con mami Coka y mami Alexa.
—Y nuestro sitio es contigo. Pero aun así es importante Kokoro, eres una Quileute. Nunca lo olvides.
Sonreí mostrando con inocencia los huequitos entre mis dientes. No entendía el significado de eso de ser Quileute, yo solo quería estar cerca de mis mamitas de ojos dorados.
—Vamos mamita Carla, cuéntame de nuevo la historia de que los Kiluuittes son descendientes de los lobos. Esa es mi favorita.
Vi a mi mamita tensar su perfecto rostro marfileño y hasta juro que la vi respirar más por necesidad, que por costumbre de fingir hacerlo, pero solo fueron segundos antes de que recuperara la serenidad en sus facciones y volviera a sonreírme.
—Sí, mi Kokorito, te contare la historia de los hombres que descendieron de los lobos, hombres que estaban tan en contacto con su madre tierra y con la naturaleza, hombres que…
Sacudí mi cabeza y limpié la lágrima que amenazaba con brotar de mis parpados. Volví a ver por debajo de las escaleras. Coka peleaba con Alexa por el mando a distancia del televisor y mi Carla sonreía por la escena delante del tablero de Monopoly.
¿Cuando había cambiado la relación con mis madres?
Ah… si.
El día que descubrí su naturaleza… vampiresas.
Me abracé a mí misma y me estremecí.
Las amo… juro que las amo. Pero me costó un increíble trabajo aceptar su condición.
Tenía trece años y corría por el bosque jugando a las escondidas con Carla. Alexa y Coka nos observaban sonrientes mientras brillaban bajo la luz del sol. Cada vez que estábamos al aire libre, las contemplaba anonadada.
—Uno…
¿Por qué mi piel no resplandecía como las de ellas?
—Dos…
Siempre que preguntaba, me daban largas y se iban por la tangente. La única respuesta que yo llegué a formular fue que… algo en mi estaba mal. El patito feo. Como fuera… ese momento era de felicidad y no quería echármelo a perder pensando en cosas que no comprendía.
—Cuatro…
Corrí con todas mis fuerzas esforzándome por encontrar un buen escondite. ¡Siempre me encontraban! Así que me estaba esforzando al doble por sorprenderlas esta vez.
—Seis…
Brinqué un pequeño bache y divisé una pequeña cueva a unos cuantos metros. Vi el triunfo en ese perfecto escondite y corrí ansiosa. Estaba oscuro y algo tétrico, pero yo era valiente, a fin de cuentas… yo era descendiente de los lobos. Me adentré gateando y me escondí detrás de una piedra.
A los lejos escuché el diez de Carla y traté de controlar las risas que amenazaban con delatarme. Pero en vez de escuchar el silencio que esperaba, escuché un graznido y un feroz gruñido a mis espaldas. Volteé asustada y entre la oscuridad de la gruta y las luces que se colaban como caleidoscopios entre hoyuelos sobre el techo, distinguí a un gato de las montañas.
Palidecí y sentí mis piernas flaquear. No, yo era valiente, necesitaba salir de allí. Luché contra mi propio miedo y corrí gritando. El animal aventó un zarpazo y me hirió en el brazo provocando que cayera rondando a las afueras de la cueva.
Me dolía… me dolía mucho.
Lloré desesperada y con miedo. Quería ver a mis madres. Quería ver a mi mamita Carla.
Vi al animal dispuesto a convertirme en su cena cuando tres rugidos fuertes, poderosos y femeninos, hicieron que mi piel se erizara. Mis madres estaban paradas a mis espaldas. Mi Carla, volvió a rugir –mostrando sus perfecta dentadura- y en un segundo estaba tomando al gato del pescuezo y torciéndoselo. No pasaron ni cinco segundos cuando el animal yacía muerto enfrente de mis expresivos ojos marrones.
Eso… definitivamente no era normal.
—Kokoro. Maldita sea ¿estás bien?—preguntó Coka con su rostro descompuesto.
—Carla. Esta sangrando—confirmó Alexa examinándome el brazo.
—Mi niña…—musitó mi Carla acercándose a mí, pero yo estaba aterrada. Sólo logré responder empujándolas en un intento de alejarme y llorando.
Entre mis lágrimas divisé a una dolida Carla viéndome con un rostro indescriptible. Coka aventaba una que otra blasfemia tapándose la nariz y Alexa trataba de acercarse a paso sigiloso.
—Kokoro, somos nosotras, siempre hemos sido nosotras—dijo Alexa dando tres pasos más.
Asentí con la cabeza tratando de tranquilizarme. Alexa se acercó a examinarme la herida. Pero solo fueron segundos antes de que se retirara.
—No puedo. La sangre…
—Hazte a un lado—ordenó Carla empujándola y abrazándome en un gesto protector. —Yo me haré cargo. Váyanse de caza, les hará falta.
— ¿Y qué dices de ti?—preguntó Coka con el claro tono del sarcasmo.
—Yo estoy bien. Yo siempre estaré bien para mi hija.
—Por favor Carla. Somos vampiresas, nosotras…
—Vampiresas… —interrumpí en voz baja. Carla taladró a Coka con la vista y nadie dijo nada más.
Mi Carla se limitó a cargarme y llevarme a casa. Curó de mis heridas en silencio. Yo tampoco me había atrevido a mencionar nada.
Que iba a decir, si todo estaba claro. Bueno… eso no era cierto, había tantas cosas que quería saber.
Esa noche exigí respuestas y me las dieron. Me contaron sus historias, el detalle de su “dieta vegetariana” y su naturaleza. Me atiborré de información, así que aturdida y adolorida me fui a dormir…
Desde esa noche… se habían acabado los cuentos.
Dejaron de tratarme como su niña y empezaron a tratarme más como su hermana… -una muy débil por cierto- que como a su hija, y yo empecé a llamarlas por su nombre omitiendo el: mami, mamita o mamá.
Las lágrimas que estaban bañando mi rostro me regresaron a la realidad. Estaba furiosa conmigo misma. Nunca supe cómo manejar la situación. Mi Carla decía que yo aprendería a sobre llevarlo ya que era una hermosa chica con un corazón tierno y amoroso.
¿Dónde estaban todas esas características que supuestamente formaban parte de mí ser?
¿Cómo podía ser hermosa aun lado de un grupo de bellas vampiresas?
¿Amorosa y tierna? ¿Con quién? ¿Acaso con las ratas?
Alexa me decía que mi “mala actitud” era porque había entrado a la adolescencia. Pero con un demonio… juro que todo me irritaba y me ponía de mal humor.
A fin de cuentas, ¿Qué motivos tenía para estar de buen humor? No sabía nada de mi pasado, lo único que siempre había recordado era a esas tres vampiresas cuidándome. No tenía un apellido, no tenia recuerdos, la poca gente que conocía de mi edad siempre se quedaba atrás al cambiarnos de ciudad. No tenía ni un solo amigo.
No sabía nada de la vida. Siempre protegida. Siempre encerrada. Siempre…vacía…
¿Así… o más patética?
Toqué mi frente, estaba ardiendo… de nuevo. Era la tercera vez en la semana que me pasaba. Mi mal humor empeoraba así como la temperatura de mi cuerpo ascendía. Me regresé por las escaleras enfadada con el mundo y con la vida. Solo quería golpear algo y dejar que la frustración saliera de mi pecho…
Estampé la puerta de mi cuarto. Sabía perfectamente que mi familia lo habría escuchado y lo más probable es que en cuestión de minutos mi Carla tocara mi puerta.
Toc, Toc
Bingo.
—Koko… mi niña ¿Estás bien? Te estamos esperando. — musitó mi Carla desde el otro lado de la puerta.
— ¡Estoy bien! ¡Pero no tengo ánimos de jugar Monopoly el día de hoy!
— ¡Pero te encanta el Monopoly!
— ¡Creo que no más!— Ni el monopoly, ni el uno, ni el scrabble, ni ningún otro estúpido juego de mesa.
El silencio reinó en instantes. Conociendo a mi Carla, estaría preocupada pero me dejaría sola. Y si, a los segundos escuché como bajaba por las escaleras. Gracias a Dios se había resignado.
Me senté en el piso y podría jurar que escuchaba el latido precipitado de mi corazón. No sabía ni porque, pero estaba agitado… adolorido, como si estuviera expectante a algún nuevo acontecimiento. No entendía nada de lo que me pasaba. Quizás era mi coraje por habernos cambiado recientemente de domicilio. Apenas había hecho nuevos amigos en la escuela anterior cuando ya nos habíamos tenido que volver a mudar.
¡Muchas gracias Coka!
Coka, era la locochona y revoltona del grupo. En su última locura, se había acostado con mi maestro… fue obvio que él se dio cuenta de que algo no estaba bien con ella. Así que después de la regañiza de Alexa, decidieron que irnos sería lo mejor.
Resoplé molesta y volví a tocar mi frente. Seguía ardiendo. No quería decir nada. No quería preocuparlas. Ser la única de la familia que se enfermaba a veces podía ser vergonzoso y fastidioso. Aunque nada más vergonzoso que el primer día que tuve mi periodo…
Me tapé la cara, que conociéndome, estaría tapizada del más fuerte color carmesí que pudiese existir. Mi familia podía ser muy sabia en unas cosas, pero para otras… -¡Como que te expliquen qué rayos es la menstruación!-podían ser lo bastante torpes. Esa vez yo estaba en pánico, miré la sangre escurrirse por mis piernas cuando me desnudaba para una ducha. Había gritado tan fuerte que mi Carla había corrido a mi encuentro y prácticamente derribado la puerta. Yo estaba muy asustada: Sangre y vampiros… no era como que la mejor combinación.
Mi Carla había quedado en shock y la vi tartamudear. Hasta ese momento se les ocurrió comunicarme que había cierta etapa en la mujer en donde ovulaba y bla, bla, bla.
¡Valientes maestras!
Se habían justificado diciendo que ya no se acordaban de ese detalle. No pude culparlas, ellas tenían siglos sin tener que sufrir por cólicos o por tener que ir a comprar toallas sanitarias. Volví a resoplar.
Yo sabía que era la normal de la familia, pero me sentía como el bicho raro.
El coraje volvió a bullir en mi sangre. Aventé un puñetazo al piso y escuché un: ¡Crack!
¡Oops!
Me fijé en el suelo y vi una pequeña hendidura. Me sorprendí, y bastante. Por lo regular era una debilucha. Definitivamente estaba muy molesta como para agrietar el piso así de un golpe. Y aparte de todo me sentía mal… realmente muy mal. Sentía que el centro de mi pecho explotaría por combustión espontánea.
Me puse de pie y me aventé a la cama. Mis dientes comenzaron a castañear. ¿Tenia frío o calor? Volví a tocarme… estaba más que ardiendo, probablemente unos treinta y ocho o cuarenta grados. Si no bajaba la temperatura iba a convulsionarme. Me levanté ya asustada y corrí al baño de mi habitación. Me desvestí lo más rápido que pude y me metí a la regadera. Abrí el agua fría a todo lo que daba y dejé que el líquido invadiera mi cuerpo.
Nada.
La temperatura seguía ahí. Me asusté muchísimo. Creí que lo más conveniente era tragarme mi orgullo y correr con mi familia. Pero el solo considerar esa idea me enfureció a sobremanera. Cerré el grifo y alcancé una toalla. Me la enredé en el cuerpo y corrí hasta la ventana para abrirla. Necesitaba el aire fresco de Utah al anochecer.
Cuando la abrí, el dolor en mi pecho se acrecentó lacerantemente. La temperatura caló en mi cerebro y por un momento dejé de pensar. Solo quería liberarme… dejarlo ir.
Sin pensar coherentemente cerré los ojos y salté de la ventana. De repente…
Fui libre.
No había más dolor. No existía más amargura envenenándome las ideas. Dejé que mis sentidos disfrutaran de todo. Podía oler la tierra mojada. Escuchaba el canto de las aves y hasta el marchar de las hormigas. Mis pies corrían como jamás lo había sentido. Me obligué a abrir los ojos y lo que vi me asustó.
No era yo. Era un animal…
Miré mis patas y analicé mi pelaje castaño… como mi cabello. Esta era yo.
El sol ya se había ocultado por completó y una hermosa luna empezaba a adornar el cielo. Instintivamente aullé. Fue como algo natural, instintivo. Volví a aullar…
Era una loba, esa era yo… y la comprensión de eso me dejo abrumada.
Totalmente abrumada.




Triangulo Inmortal
Por
Coka




Capítulo 1
Tiempo Revueltos

Les contare como fue que volví a nacer, porque la verdad es que nacer humana y terminar como vampira no era lo que yo soñaba cuando era pequeña y deambulaba por los corredores de la casa donde vivía.
Mi padre en Nueva Orleans era el dueño de miles y miles de hectáreas de tierras que producían algodón, heredadas de sus antepasados. En esos tiempos el contacto entre nosotros y el resto de nuestro ecosistema era limitado, solo nos estaba permitido relacionarnos con nuestra familia y el personal de la casa, no podíamos tener contacto alguno con el personal de la finca, que salvo un puñado de blancos el resto eran todos negros esclavos.
Tenía yo para mi cuidado una mama-negra que había sido quien me había amamantado y criado desde que use mis primeros pañales, ella por su parte tenía un hijo “mestizo”, que era hijo de un blanco, hijo del capataz y que había sido rápidamente enviado muy lejos de la finca en cuanto se supo la noticia. Julia había sido una negra muy hermosa, mestiza también había dado a luz a un hermoso mulato de ojos celestes que fue bello desde que nació y solo por eso se le permitió quedarse en casa. Los años pasaron y crecimos los dos transformándonos en inseparables, yo me transforme en una joven menudita, poco llamativa y el adquirió el porte de sus antepasados negros y fuertes pero la belleza extraordinaria de sus ancestros paternos anglosajones. Bosco, como se llamaba él, fue destinado al servicio de la casa por lo que pasábamos el 100% del tiempo juntos, yo estaba perdidamente enamorada de él y estaba segura que él también de mí.
Como mi padre no es tonto decidió poner fin a la situación en cuanto se percato de lo que sucedía y lo vendió a otra plantación asegurándose que fuera lo más lejos posible, esa noche llore todo lo que nunca mas volví a llorar, porque vacié mi alma y decidí entregarme a él, necesitaba que él supiera que le pertenecía en cuerpo y alma. Me escurrí durante la noche hasta su pieza lo más tarde que pude, entre en cuclillas a su habitación y me metí en su cama. Yo tenía apenas 15 años y sin saber de la vida nada, solo me saque el camisón y todo lo que llevaba y desnuda me acosté abrazándolo.
Cuando se percato que era yo, sin decir una palabra me beso apasionadamente y me amo lentamente, el tenia apenas 16 y nada sabía de las artes amatorias pero fue tierno y suave y me dio la noche más ardiente que nunca mas volví a tener. Cuando amanecía me beso apasionadamente, me vistió y me acompaño a pieza sin ningún temor, me prometió: “Amor volveré por ti, espérame, veré la manera de que nunca más nos separen”, me beso y se marcho. Cuando desperté ya se lo habían llevado a la estación.
Pasaron días, meses y quizá un año y mi padre decidió que para poner fin a mi decisión de ir muriendo a pausas me enviaría a un viaje a Europa con mi madre y mis hermanas por un periodo largo de tal manera que cuando volviera con los ojos llenos de mundo estuviera lista para casarme y olvidar esta tonta pataleta. Me importo poco lo que hacían con mi vida, la verdad ya nada importaba mucho yo estaba más fuera de este mundo que dentro.
En 1 semana estuvimos de maletas y listas para partir, el viaje fue eterno, al parecer mi madre había conocido todos los solteros europeos que existían porque insistía en presentarme a cada hombre que conocía joven o viejo daba lo mismo con la idea que yo olvidaría a mi amor y me entregaría al “amor conveniente”. Claramente eso nunca paso y yo lo único que hacía era actuar día a día e intentar dormir algo por las noches pues cada vez que cerraba los ojos Bosco estaba allí sonriéndome.
Cuando volvimos 2 años después, me baje del carruaje en movimiento y entre corriendo a la cocina buscando desesperadamente a Julia, quería preguntarle si sabía algo de Bosco si había escrito algo, si había preguntado por mí.
- Julia ya no vive aquí hija mía- Me dijo mi padre desde el umbral de la cocina.
- Queeeeeeeeeeee!!!-le grite yo.
- Ella extrañaba mucho a su hijo y me pidió que negociara su venta a la finca donde estaba el estaba.
- Mentira, mentiroso!!!, ella jamás se iría dejándome, yo soy como su hija y ella es mi madre técnicamente y espiritualmente también- Le grite faltándole el respeto por primera vez, había despertado del letargo en el que me sume el día que vendieron a Bosco.
- No te permito que me hables así chiquilla malcriada, debí haberte casado al día siguiente que se fue ese mugriento negro de esta casa-me grito furioso.
- Debiste haberme matado, hubiese sido más generoso de tu parte, porque ahora estoy muerta en vida y debo seguir mirándote la cara- le grite con el llanto en la garganta.
- Que dices?, yo no la traslade, su hijo había sido padre y ella quería cuidar a su nieto, eso querías saber?, ya te lo dije, que conste que me obligaste!- me dijo cerrando de un portazo la puerta a sus espaldas.
Me derrumbe, caí al suelo inconsciente, cuando desperté estaba en una cama donde según lo que me contaron mis hermanas había pasado los últimos 5 días. Había venido el médico y me había desahuciado prácticamente, pidiéndole a mi familia que esperara lo peor.
- Esta chica se muere de pena- Dijo parcamente luego de revisarme acuciosamente
- Y se muere porque así lo ha decidido- Concluyo.
Mi madre lloraba día y noche suplicando a mi padre que fuera por Bosco porque su niña se moría, y él sin ceder así me costara la vida.
Pasaron meses cuando una noche en la ventana de mi cuarto alguien golpeo suavemente de forma ininterrumpida hasta que me desperté, y cuando corrí la cortina lo vi, era él, mi Bosco quien me miraba detrás del cristal solo que se veía extraordinariamente hermoso, me frote los ojos y sonreí porque lo entendí, estaba soñando y lo había llamado inconscientemente ya desesperada. Lo único extraño es que en vez de sus hermosos ojos Calipso ahora eran rojos como el carmín.
- Amor, ábreme la ventana vine por ti como lo prometí- me dijo tiernamente
- Eres tú?, te ves extraño?- le dije girando rápidamente el picaporte.
El entro y me beso, estaba muy frío y yo estaba segura que era un sueño, sus besos de antes quemaban mi boca, no podía ser real.
- Mi amor, no sabes cuánto he esperado este momento- Me dijo mientras me abrazaba, demasiado fuerte para mis ahora débiles huesos.
- Bosco, estoy soñando?- le dije aun incrédula
- Nooo, soy yo amor, soy tu Bosco, tu hombre y tu eres mi mujer y ahora lo serás para siempre- me decía apretándome contra él una vez más, su cuerpo además de frio estaba duro como una piedra.
Me contó que la misma noche que había llegado a la hacienda había intentado escapar y que lo habían descubierto unos extraños en el camino que habían sido muy amables con él al principio pero finalmente le atacaron dejándole medio muerto en el bosque, estos hombres antes del ataque habían escuchado atentamente su historia y según parecía se compadecían de él pero finalmente igual habían actuado de manera sanguinaria. Lo único que recordaría es que antes de marcharse uno de ellos se acerco a su oído y le dijo: “Ve a buscar lo que te pertenece”, lo siguiente que recuerda es estar retorciéndose en espasmos de dolor por el infierno en que estaba envuelto todo su cuerpo, cuando despertó sus ojos ya miraban todo mas allá, el aire, los ruidos, los colores, todo era distinto…y la sed era desesperante, ataco algunos conejos, y aves y logro calmar su sed momentáneamente, hasta que descubrió que la sed solo la calmaban los humanos.
Ahora estaba junto a él y pretendía llevársela lejos, ella no sentía miedo, solo una cosa era importante, “volver a estar juntos”.
- Bosco debo despedirme de mi madre por lo menos- le dije casi sollozando
- No hay tiempo, debemos irnos- le dijo tomándola por la cintura como una pluma.
No sabe como en 10 segundos ya estaban fuera de la plantación y seguían avanzando cada vez más rápido... el no tenia sueño, solo avanzaba y avanzaba como si algo lo persiguiese. Cuando estuvimos lo suficiente lejos Bosco me dejo suavemente en el suelo y se sentó junto a mí, comenzó a besarme lentamente, cada vez más apasionado.
- No tengas miedo, voy a amarte lentamente, déjate llevar- me dijo al oído, yo no tenía miedo el comenzó a sacarme la ropa pero la rompió toda, ya que nada más tocarla en sus manos se rajaba como papel, yo estaba concentrada en esto cuando sentí en el cuello un ardor como de fierro al rojo vivo y luego todo se volvió una pesadilla que no terminaba, era una total locura, yo le gritaba que me matara por Dios!, pero el tomaba mi mano y me decía :- Fuerza Amor, todo pasara, se que podrás soportarlo, estaré aquí a tu lado hasta que acabe, te amo.
No sé en qué momento la locura termino y yo desperté…
De eso hacen tantos años cientos…anduvimos juntos a través del tiempo muchos siglos, nunca volví a ver a mi familia no quise, de que servia?, para ellos yo había escapado y seguramente en el bosque algo me había atacado y devorado completamente, porque solo habían encontrado mi ropa destrozada muy lejos de la hacienda.
Lo que sucedió después es muy triste de narrar porque Bosco hoy no esta en mi vida, fuimos atacados por una horda de “caza-vampiros” que florecieron con la llegada del fanatismo religioso. Estábamos cerca de la ciudad, pues nos habíamos hechos asiduos a la nueva maravilla que era el gramófono y a los salones de te donde se exponía este nuevo invento, cuando una horda de estos fanáticos nos ataco violentamente con antorchas, gritándonos toda clase de blasfemias:
Demonios!, Mounstros, criaturas de la oscuridad!!- decían mientras mas se nos acercaban, no estábamos acostumbrados a atacar a nadie, hace siglos solo bebíamos criaturas del bosque.
Huye!!!- me grito Bosco cuando mas de 100 personas se le fueron encima, yo me quede parada allí, pasmada, aterrada.
Huye!!!- me gritaba él.
Huye ahora, después será muy tarde, te lo suplico!- dijo antes que le perdiera de vista por completo.
Comence a correr sin parar, sin rumbo, con el dolor en el pecho sin poder parar corri durante días… desde ese dia que no lo veo.
Ahora solo existe en mi recuerdo, y nose porque siempre que me siento sola su recuerdo acude a mi y me sonríe, alegrándome cualquier situación, el fue desde que yo tengo memoria el salvador de mi alma y mi único amor. Boscoooooooooo
Donde estas amor?- digo susurrando bajito bajito.

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